Mié 02.09.2015

SOCIEDAD  › ENTREVISTA A SILVIA JULIá

Avance pero corto

› Por Soledad Vallejos

“Como líder religioso es importante que el Papa se identifique con una postura más flexible sobre la construcción del pecado y su conexión con el aborto (...) Sin embargo, en estas declaraciones (de la carta al Presidente del Consejo Pontificio) quedan afuera aquellas mujeres que no lo viven como drama, sino como una elección, una decisión consciente y moralmente válida, en la cual pudieron reconciliar sus decisiones reproductivas, su proyecto de vida con sus creencias religiosas”, señaló en un comunicado Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) de Argentina. En diálogo con este diario, la directora ejecutiva de la organización señaló: “Es la primera vez que la Iglesia muestra cierta consideración hacia las mujeres y sus decisiones en el terreno de derechos sexuales y reproductivos”. La postura que la carta de Bergoglio indica para el Jubileo, agregó, es “interesante” porque “aunque no está del todo claro cuáles van a ser los próximos pasos en el tema, por lo menos le ha bajado el nivel de estigmatización al aborto”.

El documento de CDD señaló, además, que el Papa es “el líder político de una de las instituciones que más han hecho para criminalizar el aborto en nuestra región y para considerar ‘delincuentes’ a las mujeres que voluntariamente deciden interrumpir un embarazo”. “El aborto como crimen es un acto de opresión y de violencia que, como mujeres católicas, tenemos que confrontar. Como sociedades democráticas, nos debemos un marco plural amplio, que permita incluir el pluralismo y la libertad de conciencia necesarios para albergar la diversidad de prácticas y decisiones de las mujeres”, continuó el texto, que también señaló: “Si el mismo Papa no condena a las mujeres que abortan, ¿por qué nuestros representantes religiosos se escudan en reparos religiosos para eludir debatir la inmoralidad de la criminalización penal que todavía subsiste en nuestra legislación?”

“Lo que vemos es que el Vaticano ha mostrado una nueva cara en relación a la pobreza, el sistema capitalista internacional, el sistema financiero, los movimientos sociales y también en relación a la laicidad de los Estados, pero en temas de sexualidad y reproducción no hubo avances. Sin embargo, sí creo que hay diferencia en lo que el Papa escribió”, reflexionó Juliá.

–¿Aunque condicione el perdón a que las mujeres que abortaron se sientan culpables por eso?

–El documento no es todo lo que quisiéramos, porque consideramos que cuando hay una decisión a conciencia no existe el pecado. Pero hay diferencia si confrontamos esta carta con las declaraciones de los obispos, por ejemplo los de Argentina o de otros lugares de Latinoamérica, donde la condena es más fuerte y sus posiciones son mucho más agresivas, y no tienen ninguna consideración por las condiciones por las que atraviesan las mujeres. En la carta, el Papa sí reconoce que hay condiciones que viven las mujeres que son complejas y que las llevan a tomar estas decisiones. Hay una lectura que va un poco más allá del hecho de condenar el aborto. Es una posición diferente, que no tienen los obispos, concretamente. La jerarquía católica argentina, que milita contra el derecho al aborto no punible, no reconoce absolutamente ninguna condición por la cual la mujer pueda tomar la decisión del realizarse un aborto.

–En junio, la Conferencia Episcopal Argentina dio a conocer un documento contra el Protocolo de aborto no punible del Ministerio de Salud.

–Es que ni la violación ni los motivos de salud ni nada han sido nunca reconocidos ni reflexionados en relación a las situaciones que viven las mujeres.

–¿A qué atribuye que el Papa haya tomado esta decisión para el año del jubileo y no, por ejemplo, de aquí en adelante?

–Creo que pueden ser señales, que pueden ir acompañando algunos procesos de cambio en estos temas. También puede ser una prueba para ver cómo reaccionan las jerarquías en los países, qué respuestas hay sobre esto. No es claro, pero a su vez es como tirar una piedra al agua, que se empiezan a hacer las primeras ondas a ver qué respuestas hay. Nosotras no tenemos expectativas de cambio muy radical en temas de sexualidad y reproducción, pero tomamos como positivo cualquier avance que pueda haber. No rechazamos la posibilidad de que haya algunos avances. Incluso porque tenemos algunas reflexiones hechas sobre un Papa que se presenta como progresista en muchos temas, pero ¿cuánto se puede ser progresista sin tener posiciones más flexibles en cuanto a sexualidad, diversidad sexual, anticonceptivos y aborto? ¿Cuánto se puede decir sin abordar esas dimensiones, que tienen que ver con decisiones personales?

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