SOCIEDAD › CONDENARON AL REMISERO QUE ABUSó DE UNA ADOLESCENTE EN SAN FERNANDO
El hecho ocurrió en 2013. La joven, entonces de 19 años, regresaba a su casa desde Palermo y fue obligada a subir al auto. El hombre la violó y luego la dejó en su casa. Lo reconocieron por la placa. La víctima se mostró conforme y sorprendida.
El remisero Norberto Fernández fue condenado ayer a 13 años de prisión por ser encontrado culpable de violar a una adolescente de 19. Se trata del caso del hombre que en 2013 interceptó a una chica que volvía caminando a su casa en San Fernando, la llevó a un lugar cercano, la violó y luego la dejó en su casa. Las cámaras de la zona registraron la patente de Fernández, que usaba el auto para trabajar.
El acusado, un hombre de 54 años, había llegado libre al juicio y tras cuatro audiencias, el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de San Isidro lo encontró culpable del delito de “abuso sexual con acceso carnal”. La condena es dos años superior a lo requerido por el fiscal, por lo que la víctima del ataque lo consideró un triunfo dentro y fuera de los tribunales. “Creo que es el resultado de una lucha que se hizo popular con los medios, con la gente en las calles”, sostuvo la joven de 21 años, quien reconoció que no esperaba una condena de ese monto.
“Estoy muy sorprendida”, declaró la víctima, identificada sólo como María, quien recordó que la causa pasa ahora al Tribunal de Casación bonaerense. “Casación puede absolverlo o bajar la pena. Hasta dentro de diez meses no tenemos una condena firme”, sostuvo María, quien contó que luego del veredicto contra el remisero una mujer de San Fernando se le acercó y le dijo: “A mí (Fernández) me toqueteó hace treinta años pero entonces ¿yo qué podía hacer?”
La chica destacó el trabajo de contención afectiva realizada por sus familiares, amigos y organizaciones que la acompañaron y sostuvo que sin ellos “todo esto no hubiera sido posible”.
El hecho por el que fue acusado el remisero ocurrió en la madrugada del 14 de julio de 2013, cuando María, entonces de 19 años, volvía desde el barrio porteño de Palermo hasta San Fernando. Mientras caminaba a su casa luego de bajar del colectivo, Fernández estacionó el auto en el que circulaba, amenazó a María con un arma de fuego y la obligó a subir al vehículo. “Bajó un señor con un arma y me dijo ‘esto es un secuestro’. Me obligó a subir al coche y ahí empezó a inventar que él me estaba salvando, que me estaban siguiendo unos malandras y que me buscaba una red de trata. Yo le creí... y él me decía que no llorara”, había relatado la víctima cuando el caso se hizo público. Luego, el agresor le vendó los ojos e hizo que se acostara en el piso del auto para que no viera adónde la trasladaba. En un lugar cercano detuvo el auto y la obligó a que le practicara sexo oral y luego la violó.
De acuerdo con lo relatado por la víctima, el abuso se prolongó durante cuarenta minutos, tras lo cual le preguntó dónde vivía y la dejó en su casa. Una vez allí, la joven le contó lo sucedido a su madre, quien la acompañó a hacer la denuncia.
El análisis de las cámaras de seguridad de la zona permitió tomar la patente del auto e identificar a Fernández. La situación procesal del remisero quedó aún más complicada cuando dio positivo el cotejo de su ADN con las muestras tomadas del cuerpo de la víctima.
A pesar de las pruebas y del pedido de detención que la fiscalía había hecho en marzo de 2014, el hombre no fue detenido inmediatamente y consiguió llegar en libertad al primer día del juicio porque su defensora oficial presentó un recurso de “eximición de prisión” una semana antes del pedido formal de detención y luego apeló a instancias superiores cada vez que se le rechazó.
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