Sáb 05.09.2015

SOCIEDAD  › EL FISCAL PIDIO ELEVACION A DEBATE ORAL POR EL HOMICIDIO DEL NIÑO

Camino al juicio por Agustín

Al pedir el fin de la instrucción por el asesinato del chico de 5 años, el fiscal imputó al padrastro por los golpes y a la madre por no evitarlos. Además, pidió investigar las responsabilidades del padre, la niñera, los vecinos y las docentes.

› Por Soledad Vallejos

El fiscal a cargo de la investigación por el asesinato de Agustín Marrero, el niño de 5 años que murió tras una golpiza de su padrastro, pidió a la jueza Silvia Ramond que cierre la instrucción y eleve la causa a juicio oral. Para Sandro Abraldes, hay elementos suficientes para demostrar que Leandro Sarli es responsable de la “golpiza generalizada” que derivó en el homicidio del niño, y que su madre, Bárbara González Bonorino, es responsable de ese homicidio pero por omisión, “por no haber evitado, con obligación de hacerlo, el episodio”. El funcionario judicial, a cargo de la Fiscalía de Instrucción Nº 24, también requirió que se investigue qué responsabilidades penales caben al padre biológico del chico, la niñera que lo cuidaba, los cinco vecinos que testimoniaron sobre los maltratos, la maestra del jardín al que concurría y la directora del establecimiento.

En diálogo con Página/12, la abogada defensora de González Bonorino señaló que ella y su defendida esperaban la elevación a juicio oral, y adelantó que presentará “una queja por las pruebas que no valoraron, como el chat de WhatsApp en el que Sarli le miente sobre las lesiones de Agustín, y las que no nos dejaron presentar”. “Tanto el fiscal de instrucción como el fiscal de Cámara como los jueces vienen desestimando permanentemente las pruebas de que mi defendida era víctima de violencia de género. La jueza llegó a decir que González Bonorino mintió en lo que respecta a su condición de víctima de violencia, que fue un intento para colocarse en mejor posición, aunque ya había tres o cuatro testimonios que indicaban que ella había tenido marcas físicas de maltratos y demás”, agregó.

González Bonorino y Sarli convivían en un departamento de Flores desde diciembre de 2014 junto con los dos hijos de ella (la niña V. y Agustín) y el hijo de él, todos menores de edad. En el requerimiento de elevación a juicio, el fiscal consignó que el 7 de junio Agustín estaba al cuidado de Sarli, quien venía realizando “sistemáticos episodios de maltrato infantil” contra él desde hacía meses –algo establecido por los informes del Cuerpo Médico Forense–. Ese día, entre las 10 y las 15, Sarli dirigió “una nueva y feroz agresión” contra el niño, lo que derivó, poco después, en su muerte, con el hígado destrozado por la golpiza.

Sarli está imputado por “homicidio agravado por haber sido cometido por alevosía y ensañamiento”; González Bonorino, por “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber sido cometido por alevosía y ensañamiento”, en carácter de omisión, a lo que podría añadirse “abandono de persona agravado por haber resultado la muerte y por haber sido cometido en su calidad de madre contra su hijo”. Los delitos ya imputados prevén pena de prisión perpetua.

Para el fiscal, los testimonios de vecinos del departamento reconstruyeron “un funesto escenario de violencia física y maltrato infantil” que Sarli ejecutaba aun en presencia de González Bonorino, algo –señaló– en lo cual el testimonio de V., hermanita de Agustín, en cámara Gesell fue “revelador”. La madre del niño, señaló Abraldes, permitió que su pareja lo maltratara y “desoyó las advertencias de quienes ya venían haciéndole alusión a actos de estas características”, como, según testimoniaron, el padre y la niñera. “Si toda esa situación violenta era incluso advertida por terceros ajenos a la intimidad del hogar en diversas situaciones temporales, ¿cómo podría la madre ignorar tal circunstancia?”, señaló el fiscal.

La abogada defensora de González Bonorino adelantó a este diario que presentará una queja formal porque jueces y fiscales desestimaron pruebas que dan cuenta de una situación familiar más compleja, en la que la madre de Agustín era también víctima de violencia por parte de Sarli. La jueza, señaló, “dijo que González Bonorino mintió al decir que era víctima de violencia” a pesar de que lo ratificaban testimonios, y “la Cámara (que ratificó el procesamiento de la madre) tomó eso y dio vuelta el argumento para responsabilizarla aún más: dijo que como ella conocía que Sarli era violento, más todavía tendría que haber cuidado a los chicos”. Stabile señaló que hubo pruebas como “testimonios de allegados de la época en que González Bonorino y los chicos vivían en Villa Gesell, maestros, el pediatra, y de un amigo de Sarli, que deja claro que ella era víctima” que no les permitieron presentar. También, que la jueza no valoró otra prueba fundamental: un intercambio de mensajes enWhatsApp registrado el día en que Agustín murió en el que Sarli miente a su pareja sobre lo que sucedía con el niño. “Ese día, por chat, Sarli quiere armar el cuentito para que cierre”, explicó Stabile. En ese chat, que este diario pudo leer, Sarli escribió a González Bonorino que Agustín –“el más propenso al palo”– “se patinó” en la bañadera, aunque “le salió barato”, que “es muy fino el lugar donde se patinó. Encima mojado o húmedo es casi una invitación al golpe”.

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