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Desde el lunes, más de doscientos medicamentos podrán comprarse al mismo precio que tenían en diciembre. La diferencia no será menor. En promedio, se calcula que después de la devaluación aumentaron entre el 10 y el 15 por ciento. El acuerdo con las cámaras de la industria farmacéutica y el gobierno nacional fue anunciado ayer por el presidente Eduardo Duhalde y el ministro de Salud, Ginés González García, impulsor de la iniciativa, en el marco de la Emergencia Sanitaria decretada la semana anterior. El único problema, que tampoco es menor, es que los laboratorios no se comprometieron por un tiempo determinado. “En principio hablamos de 90 días, pero no está cerrado. Si el dólar se dispara, el acuerdo no podrá mantenerse”, admitió González García a Página/12.
La canasta de medicamentos incluye a 150 monodrogas de laboratorios de primera línea que, según precisó el ministro, cubren el 85 por ciento de las patologías. En total, son 216 productos con nombre de fantasía que habían incrementado sus precios a partir de diciembre y 27 que no los modificaron hasta ahora. Según explicó González García a este diario, desde el lunes estarán en las farmacias los listados con los nuevos precios que podrán ser consultados por la gente. Para diferenciarlos, aparecerán en la publicación con un asterisco. El ministro apeló al rol “activo” de los compradores para constatar que se cumpla con los precios en las farmacias y señaló que “confiamos en la responsabilidad social de todos”. Estos medicamentos podrán comprarse con los descuentos respectivos de cada obra social o prepaga. El Amoxidal (750 por 8 comprimidos), por ejemplo, bajará de 10,62 a 9,49 pesos; el Celestone inyectable (2 ampollas de 1 centímetro cúbico), de 6,25 a 5,79; y el Benadryl descongestivo (por 10 cápsulas), de 14,54 a 12,98 pesos.
La reducción de precios fue acordada por el gobierno con el Centro Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa), la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme) y la Cooperativa de Laboratorios de Argentina (Cooperala). Involucra a más de doscientos laboratorios de la industria nacional y extranjera. Ayer, representantes de las tres cámaras del sector acompañaron al presidente Duhalde y al ministro de Salud durante la conferencia de prensa que brindaron en la Casa Rosada para dar el anuncio. “Una reducción del 15 por ciento con esta inflación no es poco”, evaluó el vicepresidente Oscar Raúl Oviedo, vicepresidente del Colegio oficial de Farmacéuticos de la Capital Federal, al ser consultado por Página/12. Aunque aclaró que hubo algunos casos puntuales de remedios cuyos precios treparon desde la devaluación alrededor de un 40 por ciento. El laboratorio Abbot, por ejemplo, remarcó cerca de un 35 por ciento, según denunció el ministro de Salud días atrás.
Hernán López Bernabó, de Cilfa, aclaró que el acuerdo cubre “casi todas las necesidades”, y las que no están contempladas “son patologías que tienen reintegros del 100 por ciento mediante las obras sociales”, como son las drogas para tratamiento de enfermos oncológicos o con sida, incluidas dentro del Plan Médico Obligatorio y por lo tanto gratuitas. Además, destacó que como muchos de los medicamentos de la canasta forman parte de programas con el Pami, tendrán precios de octubre de 1997. “Con lo cual creemos que hemos traído una respuesta responsable a pedido del ministro de Salud y el Presidente” y aunque “no vamos a solucionar todos los problemas que hoy tiene el acceso al medicamento, esta propuesta será de gran ayuda”, opinó López Bernabó.
El acuerdo, en realidad, no tiene plazos. “Dependerá de a cuánto se vaya el dólar. En principio hablamos de 90 días, pero todo el mundo tiene incertidumbre. Ojalá sea como dice el Presidente que después todo va a bajar, pero si el dólar se dispara el acuerdo no podrá mantenerse”, reconoció el ministro de Salud. “No hay un tiempo fijado en forma estricta, pero por lo menos durará mientras se extienda la emergencia sanitaria, si las variables macroeconómicas no se modifican abruptamente. Se trata de un servicio y no de una cuestión especulativa”, respondió López Bernabó, en diálogo con este diario. Sobre el impacto que la medida tendrá en los bolsillos, González García recordó que los medicamentos son el tercer producto en frecuencia de consumo de los sectores más pobres. “Del gasto en salud de la franja más pobre –que es entre el 8 y el 9 por ciento de su presupuesto–, el 70 por ciento corresponde a medicamentos. Y como ellos no tienen obra social, el gasto es directo del bolsillo”, señaló, aunque para la población de menores recursos el ministro tiene en elaboración otro plan. “En 45 días más —adelantó— estará listo también un programa más ambicioso que permitirá entregar medicamentos a varios millones de personas que hoy no tienen acceso a los remedios”.