SOCIEDAD › LIBERAN A UNA MUJER SECUESTRADA HACE 15 DIAS
Fin para un duro cautiverio
La esposa del director de la AFIP de Pergamino estaba cautiva en una casilla. Había sido golpeada. Los captores habían cobrado el rescate, pero demoraron la liberación. Hay diez detenidos.
Por Horacio Cecchi
Cristina Taborda, esposa del director de la AFIP de Pergamino, fue liberada ayer por la Brigada Antisecuestros de la Policía Federal, después de permanecer cautiva 15 días. La encontraron en una casilla precaria en José C. Paz, custodiada por una pareja. La liberación se produjo tras el pago de 41 mil pesos, realizado el sábado en la zona de Nordelta, en Benavídez. Se realizaron diez detenciones, entre ellas la del que, se sospecha, sería el jefe de la banda, el “Coco” Carranza. Taborda estaba vendada y atada a una cama, y había sido muy maltratada: le llegaron a pegar en la cara con una maza de albañil. El caso tiene sus curiosidades. Lo investigaba la fiscal Amalia Sívori, de San Nicolás. Pero a la mujer la encontró el fiscal Jorge Sica, de San Martín, investigando el secuestro de una ciudadana francesa y el del padre del Corcho Rodríguez. Ayer, cuando los policías ingresaron a la casilla, esperaban encontrar a don Ernesto y se toparon con doña Cristina. Una hipótesis sostiene que la banda tiene vínculos policiales.
Cristina Taborda tiene 43 años, es profesora de Biología y esposa de Eduardo Cruellas, director de la AFIP de Pergamino. El 18 de enero regresaba de sus vacaciones en Federación (Entre Ríos) y no imaginaba que pasaría los siguientes 15 días secuestrada. Tampoco que su caso estaba vinculado al menos con otros dos secuestros.
La historia comienza en octubre pasado, cuando liberaron a la francesa Ana Coine tras el pago de un rescate. La investigación recayó en una fiscalía de Campana, pero luego el caso fue tomado por Sica, a cargo de la investigación de secuestros en la Zona Norte. Es el mismo fiscal que sigue la borrosa pista del padre del Corcho Rodríguez.
Durante la liberación de Coine, el 30 de octubre, el oficial inspector Rubén Antonio Pennella, de la Brigada Antisecuestros de la Federal, inició una persecución a los delincuentes que habían cobrado el rescate. Se produjo un tiroteo, el Ford Ka de Pennella volcó, se incendió y el policía perdió la vida.
La investigación continuó. Y estaba muy avanzada cuando el 23 de diciembre se produjo el secuestro de Rodríguez. En la fiscalía de Sica, los datos sobre el caso Coine abrieron una hipótesis a partir de varios datos que mencionaban al “Coco” Carranza vinculado con el caso Rodríguez.
El 18 de enero pasado, Cristina Taborda regresaba con su marido y sus dos hijos de 14 y 16 años en su Mitsubishi Lancer. Volvían de Federación, donde habían pasado sus vacaciones con los padres de Cristina. Cruzaron Zárate-Brazo Largo, tomaron por la Ruta 9 y a la altura de San Pedro decidieron tomar por la 191, para acortar camino a Pergamino. Entre San Pedro y Arrecifes, un Chrysler Stratus se colocó a la par. Eran las 15.30. Un hombre con una gorra y un chaleco que parecían de la policía les ordenó detenerse. Cuando lo hicieron, fueron amenazados con armas. A los dos chicos los pasaron al Stratus y al matrimonio lo encerraron en el baúl del Lancer. Después, los dos autos hicieron un viaje con escalas. Frente a un country de Pilar liberaron a los dos chicos. Y a Cruellas lo soltaron en la Panamericana, camino a Buenos Aires. “Andá juntando plata para el rescate”, le dijeron en ese momento. El caso fue tomado por la fiscal federal de San Nicolás, Amalia Sívori.
Las negociaciones con la banda las concentró Cruellas. Incluso, según confió un investigador a Página/12, se realizaron tres intentos de pago. Para dar idea de la mediocridad de la banda, uno de los pagos “se suspendió porque a los secuestradores se les rompió el auto”, señaló la misma fuente. Entretanto, las investigaciones sobre el caso Coine avanzaban, con la hipótesis cada vez más fuerte de la vinculación del Coco en el caso Rodríguez, pero también una línea que afirmaba que la misma banda había actuado en el secuestro de Taborda. “El 26 de enero se le pasó toda la información de la banda a la fiscal Sívori”, confió a este diario uno de los investigadores. Según fuentes judiciales, el jueves pasado, losfederales pidieron a Sívori realizar allanamientos. Pero la fiscal no aceptó.
El sábado, desde la ventanilla de un tren se arrojó una bolsa con 41 mil pesos como rescate de Taborda, cerca del megaemprendimiento inmobiliario Nordelta, en Benavídez. Pero la mujer no apareció. Un investigador reveló a Página/12 cómo siguieron los pasos que dieron con la secuestrada. “Como venía muy fuerte la conexión de los casos Coine y Rodríguez, el fiscal Sica ordenó realizar allanamientos el domingo. Buscábamos a Rodríguez. Se sospechaba que la misma banda tenía a Taborda, pero Sica no podía intervenir en ese caso.” Paralelamente, el domingo, la SIDE detuvo a dos hombres que tenían el celular desde el que se había guiado a Cruellas para realizar el pago. Entretanto, los federales, dirigidos por el comisario José Schettino, realizaron diez allanamientos en una zona muy amplia: José C. Paz, Los Polvorines, Tortuguitas, Pilar, Sourdeaux, San Miguel y Garín. Los expertos la conocen como el Triángulo de las Bermudas, porque allí todo lo que camina desaparece. “Se detuvieron a seis personas y se reunieron evidencias sobre Coine”, agregó la fuente. Entre ellas, encontraron billetes marcados del rescate de la francesa, pero ninguna prueba sobre el caso Rodríguez.
Pero también detectaron el lugar donde los investigadores estaban convencidos de que había permanecido secuestrada la francesa Coine. Una casilla precaria, de chapa, madera y cartón, ubicada al fondo de un terreno muy amplio, en 18 de Octubre al 3300, de José C. Paz. También estaban convencidos de que allí hallarían a don Ernesto. A las 7 de la mañana de ayer, con la orden de Sica, los federales allanaron la casilla. Pero en lugar de don Ernesto encontraron a doña Cristina, atada a una cama, vendada, y custodiada por una pareja que fue detenida.
A Cristina la habían castigado severamente, incluso con una maza de albañil con la que le habían aplicado un golpe en la nariz. La mujer fue internada en el Hospital Churruca. Una hipótesis sostiene que la banda del Coco tiene cobertura policial. “No se explica cómo hicieron para viajar 150 kilómetros con toda una familia”, dijo un experto. Otro, en cambio, sostuvo que “es una banda común. Si pidieron 40 mil pesos y eran diez, no queda nada para pagar protección”. Entretanto, el padre del Corcho sigue ausente. Por él pidieron 300 mil dólares, suficiente para protecciones y mucho más.