SOCIEDAD
Tres policías presos por matar a un colega en medio de un tiroteo
Los tres bonaerenses se tirotearon en Quilmes con otro miembro de la fuerza que iba en un auto denunciado como robado, aunque ya habría sido recuperado. Las dudas de un caso muy oscuro.
El sargento Pedro Rotela, quien cumplía funciones en la división Custodias y Traslados Interprovincial de la Policía Bonaerense, fue asesinado ayer a balazos a escasas tres cuadras del domicilio en el que vivía con su mujer en el barrio La Cañada, en Quilmes. El punto más conflictivo del caso es que los disparos mortales fueron realizados por tres agentes de la misma fuerza desde un móvil policial no identificable. Los tres policías alegaron haber disparado contra el auto en el que iba su colega porque estaba denunciado como robado y porque, aparentemente, el suboficial que murió no habría acatado la voz de alto. “Creemos que todo fue una lamentable equivocación y que no hay nada oscuro”, dijo anoche a Página/12 una fuente policial, que admitió sin embargo, que en el caso hay “una serie de dudas que son investigadas” por el fiscal de Quilmes Claudio Pelayo. Si el auto estaba denunciado como robado ¿por qué estaba Rotela al volante? Y otro interrogante por aclarar es quién disparó primero, porque un testigo aseguró que hubo un tiroteo.
El mismo testigo habría declarado ante el fiscal Pelayo que los policías que iban en el móvil no identificable, y que pertenecen al servicio de calle de la comisaría 5ª de Quilmes, habrían colocado una baliza en el techo del vehículo y habrían gritado “alto policía”, luego de lo cual se escucharon los balazos que terminaron con la muerte del sargento Rotela. Una de las versiones que se manejaban decía que el auto tenía “un pedido de secuestro activo”, es decir vigente, cuando en realidad “ya había sido recuperado y por lo tanto deberían haberle dado la baja”. Más allá de la explicación oficial, es confuso saber por qué Rotela iba en un auto que, en el mejor de los casos, había sido robado y fue recuperado, pero que todo indica que no pertenecía al policía asesinado.
El incidente ocurrió en la noche del jueves en el cruce del Camino General Belgrano y la calle 812, en el barrio La Cañada, en una zona donde la luz es escasa a esa hora. Tal fue la confusión que la primera información oficial, publicada en su edición de ayer por el diario El Sol de Quilmes, mencionó que había muerto “un hombre que llevaba una credencial de la Policía Bonaerense y se movilizaba en un auto robado”, que era un Volkswagen Gol. Rotela iba de civil y tenía su credencial en el bolsillo del pantalón. La división Custodias y Traslado tiene su sede en Banfield.
También es extraño que no lo hayan identificado de inmediato, tratándose de un hombre que vivía en el barrio donde tiene su jurisdicción la comisaría 5ª y que los que intervinieron eran agentes del servicio de calle, que tienen un razonable conocimiento del área. Todas esas dudas eran las que intentaba despejar el fiscal Pelayo, que ayer interrogó a los tres policías detenidos, cuyos nombres fueron mantenidos en reserva. Tampoco se sabe si se les imputa el delito de homicidio.
Cuando ocurrió el tiroteo, Rotela se dirigía a su domicilio, ubicado a unas tres cuadras de donde ocurrió el curioso enfrentamiento. Los tres policías fueron detenidos en forma inmediata por orden del fiscal de la causa, quien había pedido una serie de pericias para determinar si hubo disparos desde los dos autos, cuántos fueron y de cuáles de las cuatro armas secuestradas habían partido. La autopsia es clave en el caso, pero hasta anoche no se conocía su resultado. La Jefatura de la Bonaerense no había suministrado ningún parte oficial sobre el caso. “Lo más probable es que haya sido un lamentable error”, insistieron las fuentes policiales.