SOCIEDAD › ESTA EN EL HOSPITAL CON PRONOSTICO RESERVADO Y RESPIRADOR ARTIFICIAL
La noche más angustiosa de Diego Maradona
Al cierre de esta edición estaba en terapia intensiva, sedado, con una crisis de hipertensión y problemas cardíacos. El último parte médico hablaba de un cuadro “reservado” pero “estable”. Había ido a la cancha a ver Boca-Chicago, pero no pasó del primer tiempo: se retiró y poco después fue internado de urgencia.
Nunca transitó horas tan angustiosas, ni siquiera en el departamento de la calle Franklin o cuando le cortaron las piernas. La vida de Diego Armando Maradona, internado en estado crítico en la clínica Suizo Argentina, pende de un hilo, un fino sostén que sólo puede sostener la verdadera mano de Dios. El astro del fútbol argentino sufrió ayer una crisis de hipertensión, provocada, según pudo saber Página/12 de fuentes confiables, por una sobredosis de cocaína que expuso su debilitado corazón al más extremo riesgo. Maradona permanecía anoche internado en el cuarto piso de la clínica, en la sala de terapia intensiva, sumido en una especie de coma farmacológico, intubado con la asistencia de un respirador mecánico.
Según el parte oficial repartido anoche, “el paciente fue internado en la unidad de cuidados críticos de la clínica Suizo-Argentina por haber presentado una crisis hipertensiva, con un cuadro basal de cardiopatía dilatada”.
Maradona, de 43 años, está aquejado por “una hipertensión arterial y recibe medicación de apoyo hemodinámico y al presentar insuficiencia ventilatoria fue motivo de intubación, por lo cual se encuentra sedado en forma permanente”.
De acuerdo con lo informado por los médicos que lo atienden, “la respuesta inicial hemodinámica es moderadamente favorable y los parámetros están estabilizados. El pronóstico del cuadro es reservado”.
Los cronistas que acudieron a la Bombonera a cubrir ayer por la mañana Boca-Chicago se sorprendieron al verlo tan temprano en su palco. Por momentos, apoyó la cabeza contra un panel, como si estuviera dormido o recuperando sueño. Anoche circulaban versiones sobre la cantidad de noches que Diego llevaba sin dormir. Algunas fuentes aseguraban que no pegaba un ojo desde el miércoles pasado.
No llegó a ver el gol de Antonio Barijho, en el segundo tiempo; en el descanso se retiró a la quinta de General Rodríguez, en la que habita desde que volvió al país, que sería propiedad de Oldemar Barreiro Laborde, conocido como Cuqui, que se atribuyó el papel de consejero de Maradona desde la violenta ruptura del astro con Guillermo Coppola.
Allí, en el Gran Buenos Aires, Maradona tuvo la crisis que obligó a su internación. El doctor Alfredo Cahe se trasladó hasta allí, lo revisó y dispuso su traslado a Buenos Aires. Por la noche, Cahe aseguraría en la puerta de la clínica que lo tomó “por sorpresa” el cuadro con el que se encontró. “Me tomó por sorpresa, porque lo veía casi todos los días desde que está en el país, en General Rodríguez, y nunca noté nada raro.”
Maradona tenía casi 40 grados de fiebre, la presión por las nubes y estaba afectado por un estado de excitación psicomotriz. El drama que entrevió Cahe fue la exigencia a la que volvía a verse obligado a enfrentar el agrietado corazón del astro.
Cahe se rehusó enérgicamente a comentar la versión de la sobredosis y dijo que “la base concreta es el parte oficial de la dirección del sanatorio, nada más. La etiología del cuadro no corresponde con su adicción”.
Trasladado en ambulancia, Maradona llegó a la clínica de la Avenida Pueyrredón con más complicaciones que las que lo aquejaban al subirse al vehículo: un acceso de vómito no pudo ser despejado y ese líquido habría terminado en los pulmones. Eso habría contribuido a la neumopatía que obligó a intubarlo.
Media hora después, llegaron su mujer, Claudia Villafañe, sus hijas Dalma y Giannina, y su padre. Al rato se presentaron Héctor Enrique, compañero en la Selección Argentina campeona mundial de 1986, y Carlos Bilardo.
Para despistar, cuando la noticia aún no había conmocionado al país, uno de sus amigos, Omar Suárez, se animó a decir que el astro se había acercado a la clínica solo para efectuarse “un chequeo”, programado en undomingo para evitar a los fanáticos. La vorágine se llevó puesta la versión.
Cerca de las 21.30 Maradona fue sometido a una tomografía computada. Pasadas las 22, llegó el parte sobre el estado de salud. A esa altura, dos de los cinco carriles de la avenida estaba ocupados por hinchas que se habían acercado a la clínica para estar cerca del ídolo, aunque la información era escasa o nula, cuando no contradictoria, curiosos y un ejército de periodistas. Algunos hinchas portaban banderas improvisadas: “Diego, Argentina te ama” rezaba la más visible. El padre de Maradona y uno de sus hermanos, Lalo, se marcharon del lugar poco antes de las 23.30 con una expresión de dolor que lo decía todo. La clínica tenía previsto lanzar el siguiente parte en el mediodía de hoy.
Según se desprendía del parte, las seis u ocho horas posteriores a la internación eran las más críticas, pero se precisan 24 horas para determinar el sentido de la evolución del paciente.
Maradona había vuelto a la Argentina 27 días atrás, una vez solucionado el problema que le impedía regresar desde La Habana, cuando sorprendió con sus agresivas declaraciones contra Guillermo Coppola, al que acusaba de haberlo engañado durante muchos años. “Toda la plata de mis hijas no está más” decía el mes pasado. Por entonces, algunas versiones confiables señalaban que el patrimonio de Maradona se había reducido considerablemente y no superaba los seis dígitos en metálico. La preocupación generada por la situación también podría haber influido en la crisis que sufrió ayer.
A pesar de las dificultades notorias para movilizarse, Maradona jugó el 23 de marzo último un amistoso en la concentración de Estudiantes, en City Bell, donde logró anotar un gol de penal.
El ajetreado ritmo que Diego llevaba en la Argentina, muy distinto al que podía sostener en La Habana, más controlado, pudo haber contribuido también al desenlace de la crisis que lo mantiene en estado crítico.