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La crisis argentina llegó a tal punto que la gripe ya no sólo enferma de gripe sino que además contagia polémica. El interventor del PAMI, Juan Manuel Corchuelo Blasco, confirmó ayer que sólo tendrá disponibles 1.600.000 dosis de vacuna antigripal para una población de 3.500.000 personas de 65 años o más. “No tengo plata para más”, aseguró Corchuelo. El ombudsman de la Tercera Edad, Eugenio Semino, respondió que “es una barbaridad que no se vacune a todos. Hay responsabilidad del Estado y, si no la asume, se tendrá que hacer cargo de una responsabilidad mayor”. Anualmente, entre un 5 y un 20 por ciento de la población contrae la enfermedad. Según los especialistas y la Organización Mundial de la Salud, los mayores de 64 años constituyen un grupo de riesgo y recomiendan la vacunación como método preventivo de males mayores. En la Argentina de la crisis, la mitad de los jubilados estará desprotegida y la otra, nadie lo sabe: históricamente, el PAMI compró sólo 1.600.000 vacunas anuales y buena parte de ellas fueron tiradas a la basura porque jamás fueron usadas.
El primer contagio (del virus de la polémica) llegó de parte de Corchuelo Blasco. Ayer, el interventor del Pami admitió que “no nos alcanzan los dineros para todas las vacunas. Compramos 1.600.000 dosis cuando tenemos casi tres millones de afiliados de más de 60 años. Si no conseguimos fondos, vamos a tener que focalizar la aplicación, dándosela a los que realmente la necesitan y no a personas con normalidad, a las que les recomendaremos cuidarse más”. La justificación del caso se concentró en el aumento del valor del dólar. “En el tema de la vacuna –continuó Corchuelo–, estamos trabajando con todos los mecanismos posibles.” De todos modos, los “mecanismos posibles” no resolverán la compra de más dosis, por un sencillo motivo: según especialistas consultados por Página/12, resulta humanamente imposible porque todas las remesas en la región ya fueron entregadas o comprometidas, hasta el próximo año.
“Es una barbaridad que no se vacune a todos los jubilados –arremetió Semino–. El Estado tiene que asumir la responsabilidad de hacer la cobertura. Vamos a hacer lo posible desde la defensoría para que este déficit cero a rajatabla aplicado sobre la salud y la vida de los jubilados termine de una vez. Si se le sigue aplicando el déficit cero, acá va a haber responsabilidad del Poder Ejecutivo.”
Según la OMS, los mayores de 64 conforman un grupo de riesgo que hace necesaria su vacunación. “En una población tipo –señaló el especialista Horacio López–, en general, los que más frecuentemente se infectan con la gripe son los chicos. Pero los casos más graves ocurren entre los mayores de 64 años.” La OMS sostiene que en ese grupo de riesgo, la gripe puede hasta provocar la muerte. Según las estadísticas, un promedio de 600 de cada 100 mil mayores de 65 años, termina internado por complicaciones provocadas por la enfermedad. La vacuna es indicada por los especialistas no sólo para que los jubilados no se contagien de gripe sino para que no deriven en una internación e incluso la muerte.
Corchuelo intentó simplificar: “No todos los jubilados se vacunan. El año pasado hubo dosis que no se aplicaron y hubo que tirarlas”. En realidad, según informó a este diario una fuente del PAMI, desde hace al menos cinco años, la obra social de los jubilados “compra 1.600.000 dosis. Nunca se compró para la totalidad. ¿Por qué se eligió ese número?, sólo Dios lo sabe. El argumento es que para qué comprar más si se tiran. En realidad, se tiran porque los jubilados no tienen idea de que hay vacunas gratuitas disponibles, y ni siquiera les explican para qué vacunarse”.