SOCIEDAD

“Como ocurrió con Frankenstein, la
computadora es el Golem moderno”

Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA), Pablo Jacovkis es el coordinador argentino del Proyecto Golem que, a partir de la figura legendaria, repiensa la relación hombre-máquina.

 Por Leonardo Moledo

En 1958, Jorge Luis Borges escribió el poema “El Golem”, basado en la leyenda judía sobre la masa sin forma con la cual se puede crear un hombre artificial. La leyenda, que en 1915 fue novelada por Gustav Meyrink (y que puede rastrearse en la concepción del homunculus que aparece en la obra del escritor checo Karel Capek, que en 1921 acuñó el vocablo “robot”). Se entiende la fascinación: el Golem después de todo actualiza el deseo humano de fabricar una criatura que lo sirva; una muestra de arrogancia, que es castigada por los dioses con el descontrol. Es fácil ver en la ciencia moderna, y en especial en uno de sus productos icónicos, la computadora, al Golem, que tras estar escondido en la judería de Praga, finalmente ha vuelto. Entre el 2 y 5 de julio, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de UBA, junto a la SECyT, el Conicet, la Fundación Internacional Jorge Luis Borges y organizaciones checas, organizaron la Primera Bienal Argentino-Checa de Golems Electrónicos y un taller sobre la coexistencia Hombre-Máquina. Pablo Jacovkis es doctor en Matemáticas y decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.
–Usted es uno de los coorganizadores del Proyecto Golem que llevó adelante el rabino de Praga, Loew ben Bezalel, en el siglo XVI...
–No, mire, este proyecto es un poquito más reciente. En octubre de 2002, la Embajada Argentina en Praga (República Checa), la Universidad Carolina, el Museo Judío y la comunidad judía de Praga hicieron un seminario sobre el Golem en la religión, la ciencia y el arte; obviamente, no fue ajeno al origen de esta reunión la existencia del espléndido poema de Borges sobre el Golem.
–No es lo que más me gusta de Borges.
–Y a este seminario siguió el “Proyecto Golem 2003-5764” (por el año del calendario judío), que tuvo lugar en Buenos Aires en octubre de 2003, con el apoyo de la Universidad de Buenos Aires, de organismos oficiales checos y, como siempre, del infatigable Fleming.
–El descubridor de la penicilina.
–No, no, Juan Eduardo Fleming, embajador en la República Checa. El asunto es que después de estos encuentros se decidió formalizarlos estableciendo una bienal argentino-checa, y hace unos días –del 2 al 5 de julio pasado– tuvo lugar en Praga una reunión científica y tecnológica denominada “Taller Bienal Argentino-Checo Golems Electrónicos: Aspectos interdisciplinarios de coexistencia y cooperación hombre-máquina”.
–Bueno, es un nombre medio... ¿cómo decirlo?
–Impactante.
–Y sí, es impactante.
–Y tras ese nombre se pudieron ver contribuciones científicas y tecnológicas de intelectuales checos, argentinos y de diversos países de Europa que se ocuparon de los avances en el campo de las ciencias de la computación y tecnologías derivadas, y su impacto en los individuos y en el medio social y cultural; a ellas se unieron contribuciones de artistas invitados, conformando un resultado interdisciplinario muy atractivo.
–¿Y cuál es el Golem, en este caso?
–La computadora moderna. Es el Golem actual.
–¿Lo es?
–Y bueno, es el sirviente que se utiliza para hacer una enorme cantidad de tareas... como los robots (la palabra es un invento checo, dicho sea de paso).
–Pero la computadora sigue siendo una máquina, una máquina... causal.
–Determinista.
–Determinista, sí.
–En cierto modo, sigue siendo como una palanca: hace lo que uno le indica que haga. Aunque, si es así, uno podría preguntarse cómo es que con una máquina determinista se pueden generar números aleatorios.
–Del mismo modo que uno puede preguntarse cómo es que en un universo determinista hay fenómenos aleatorios...
–Si es que el universo es verdaderamente determinista. En todo caso, está claro que el asunto no es tan simple. Al manejar cantidades no perceptibles de datos y operaciones, y colocarse por lo tanto más allá de cualquier percepción, se puede sospechar que se trata de algo cualitativamente distinto.
–Bueno, al fin y al cabo, uno puede decir que un organismo vivo también es una máquina enormemente compleja.
–Volviendo al tema, y para dar una idea de la interdisciplinariedad, de los 14 trabajos de autores argentinos presentados (nueve de esos autores viajaron a Praga, la mayor parte con apoyo del Conicet y de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva), dos corresponden a físicos, tres a matemáticos, uno a un filósofo, dos a informáticos, tres a químicos, uno a un geólogo, y el restante es compartido por un informático y un filósofo. Se discutió...
–Espere, espere que este párrafo ya es demasiado largo.
–¿Puedo seguir ya?
–Ahora sí.
–Se discutió, entre otros temas, sobre seres artificiales, el Golem como monstruo destructor en la sociedad moderna, “cyborgs” (organismos cibernéticos), los peligros de seres artificiales para el ser humano, sistemas inteligentes y cognitivos y máquinas de Turing, la computadora como laboratorio del matemático aplicado, conocimiento explícito y tácito en aprendizaje y resolución de problemas, descubrimientos computacionales automáticos, educación de robots, tecnología y metodologías para la interacción hombre-máquina, ventajas y peligros del voto electrónico, impacto social, interacción ciencia-arte, y sobre múltiples posibles connotaciones; la reunión incluyó participación activa en eventos culturales.
–¿Y cómo sigue esto?
–La reunión es la base de una colaboración argentino-checa no solamente en el plano científico, tecnológico y artístico (se presentaron obras de Benedit y Le Parc, por ejemplo, llevadas a Praga con el apoyo de la Secretaría de Cultura y de la Cancillería), sino también en el plano económico, con análisis, por ejemplo, de posibilidades de incubación conjunta de empresas.
–Mmmm... amasar empresas con barro e insuflarles vida.
–Sí, pero piense que la República Checa es miembro de la Unión Europea, este tipo de iniciativas puede –y debe– tener repercusiones mucho más allá de la excelente relación afianzada entre ambos países.

Compartir: 

Twitter

Pablo Jacovkis, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA).
 
SOCIEDAD
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.