La lectura que se realizó en la segunda jornada del juicio contra Carlos Carrascosa reveló sorpresas que ya habían sido anticipadas por Página/12. Cuando el tribunal leyó las pruebas de Luminol que los peritos de la Policía Científica realizaron sobre diferentes sectores del chalet de los Carrascosa, en El Carmel, se confirmó que la distribución de las manchas de sangre (el Luminol se vuelve fosforescente donde entra en contacto con rastros hemáticos) discutía la versión del grifo asesino, instalada por la familia. Siguiendo la lectura de esas pruebas, y aplicando la hipótesis, la fiscalía sospecha que después de golpearse en la ducha, María Marta debería haber pasado por todo el baño, salpicando la pared y detrás del inodoro, la alfombra de entrada al baño, saltado al quinto y séptimo escalón de la escalera que sube desde la planta baja, vuelto a subir, manchar un cuadro, pasar por la antesala del dormitorio, tocar la puerta de un placard y después tomar un atizador junto a la chimenea. Después volver a la bañera y desmayarse por semejante pérdida.

Ayer, Carrascosa ya no contaba con el placet de entrar por la puerta privadísima de la Cámara del Crimen. Lo hizo por la puerta principal, donde una vez más fue fotografiado por la multitud de cámaras y atosigado por los movileros. Pero, además, alguien le arrojó un cartel con su significado a cuestas: “Nadie fue”, decía el escueto texto.

Además de la curiosa lectura de la prueba del Luminol, entre otra lectura tediosa también le tocó el turno a la línea de investigación que siguió la fiscalía de Diego Molina Pico para sostener la hipótesis de ligazón del crimen con el narcolavado. Allí se menciona que el fiscal recibió una carta anónima en la que se le sugería “investigar si los sicarios mexicanos que viajaron a matar a (el empresario marplatense Angel) Salvia son los mismos que mataron a María Marta” y “si hay un pacto familiar de silencio por temor al cartel”.

El fiscal dio por probado que Carrascosa tenía vínculos con los hermanos Rohm, pero relacionó el asesinato con el lavado de dinero porque Laura Burgues, hermana de Pichi Taylor, había sido indagada por el juez Canicoba Corral en la causa que investiga los negocios del cartel en Argentina. Burgues luego quedó desvinculada del expediente. Y Pichi Taylor sobreseída del encubrimiento en el caso Belsunce, con lo que el vínculo quedó endeble. También se leyeron los informes que sostuvieron la hipótesis de la familia, que apunta contra el vecino Nicolás Pachelo. El informe detalla robos de una computadora, sillones, un maletín y bolsas con palos de golf.