SOCIEDAD › DETIENEN A UN POLICIA EN ACTIVIDAD POR SECUESTRO
Suboficial y secuestrador
Ayer fue rescatada una comerciante prisionera en un taller mecánico en Pompeya. Tres de sus captores fueron presos: uno es suboficial de la Policía Federal, identificado por sus llamadas.
Por Carlos Rodríguez
Una mujer de 30 años, que había sido secuestrada el jueves, fue rescatada sana y salva en la madrugada de ayer, luego de un procedimiento realizado en un taller mecánico del barrio porteño de Pompeya. Por la víctima se había pagado un rescate de 2200 pesos y 500 dólares en efectivo, pero los secuestradores seguían reclamando una suma mayor. El caso comenzó a esclarecerse a partir del seguimiento de algunas llamadas telefónicas, lo que llevó a la detención de tres de los miembros de la banda, uno de los cuales es un suboficial en actividad de la Policía Federal cuyo nombre fue mantenido en reserva, como suele ocurrir cuando se trata de un miembro de las fuerzas de seguridad. La mujer estaba amordazada y esposada a una cama cuando fue rescatada por la policía, que detuvo en el lugar a un cuarto integrante de la organización delictiva. Fuentes de la investigación dijeron a Página/12 que anoche se realizaba el seguimiento de dos hombres que estaban prófugos y que también formarían parte de la banda.
El secuestro fue cometido en la noche del jueves, en la zona del Abasto, minutos después de que la mujer, de nacionalidad peruana, saliera de su domicilio para dirigirse a un locutorio. Poco antes, la víctima, acompañada por su marido y su hija, había concurrido a un cine de la zona. El secuestro fue disimulado, ante algunos ocasionales testigos presenciales, ya que el suboficial de la Federal se identificó como policía y dio la impresión de estar realizando un procedimiento legal. A poco del secuestro los autores se comunicaron telefónicamente con el esposo y le pidieron un rescate.
“Pagá si querés volver a ver con vida a tu mujer”, fue la amenaza telefónica. En una segunda llamada se acordó el rescate y el marido entregó una suma compuesta por 2200 pesos y 500 dólares. La entrega, siguiendo las instrucciones de los delincuentes, se hizo en Anchorena y Díaz Vélez, exactamente en el túnel sobre el cual pasan los trenes del ex ferrocarril Sarmiento. Una hora después de cumplir lo pactado, el marido atendió una nueva llamada, en la cual los secuestradores redoblaron sus pretensiones y exigieron diez mil dólares más, una suma que estaba lejos de las posibilidades de la familia, propietaria de un comercio pequeño.
Ante esa situación, el hombre hizo la denuncia a la comisaría 9ª, que dio intervención a la División Delitos Complejos de la Federal y al juez federal Norberto Oyarbide. Por medio de un rastreo de los llamados telefónicos, tarea en la que participó personal de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), se estableció que el centro de operaciones de los delincuentes se encontraba en un departamento ubicado en Venezuela al 2200, en el barrio de Balvanera.
La policía detuvo en el lugar a tres personas que se movilizaban en un Renault 12. Uno de ellos era un suboficial de la Federal en actividad, que cumplía tareas en la seccional 29ª de Loyola 1441. El agente llevaba consigo el arma reglamentaria y en el vehículo fueron encontrados tres teléfonos celulares, dos de los cuales habían sido entregados por el marido de la víctima, como una forma de acrecentar el monto del rescate. De uno de los teléfonos habían sido realizadas las llamadas al número particular de la familia. Con los datos obtenidos de parte de los tres hombres se supo que la mujer permanecía secuestrada en Pompeya.
El bunker de los secuestradores era un modesto taller mecánico ubicado en la avenida Del Barco Centenera 2592, en las proximidades del cruce con la avenida Cruz y muy cerca de otro puente ferroviario, en este caso perteneciente a la ex línea Belgrano. En el allanamiento realizado allí la policía no tuvo resistencia de parte de un hombre joven que se encontraba custodiando a la víctima y que fue detenido de inmediato. La mujer se encontraba amordazada y esposada al elástico de una cama, tan ruinosa como el lugar mismo. Al ser liberada la mujer tuvo un ataque de nervios y debió ser asistida por una psicóloga de la Federal. El comisario Carlos Sablich, jefe de la División Delitos Complejos de la Federal, confirmó a este diario que uno de los detenidos es miembro activo de la fuerza. Anoche, la policía estaba sobre la pista de los dos delincuentes prófugos. Al cierre de esta edición habían ubicado el auto en el cual se movilizaban y tenían rodeada la manzana, aunque todavía no se sabía si los dos hombres buscados seguían en el lugar. Las fuentes policiales estimaron que se trataba de “una organización pequeña que debía tener sólo los seis integrantes que ya fueron identificados”. De todos modos se cree que “como contaban con dos aguantaderos y un lugar para alojar a los rehenes, es posible que hayan intervenido en otros secuestros ocurridos en los últimos tiempos”. Todo hace pensar que el caso se encaminaba hacia “un final dramático” porque la familia ya no tenía resto para responder a los requerimientos económicos de los secuestradores.