Aunque parezca mentira (y
hasta una contradicción), los inicios de la modernidad tienen dentro de
sus múltiples causas a un sueño y a místicos alquimistas.
Un sueño le indicó al joven soldado llamado René Descartes
que debía abandonar la carrera militar y adentrarse en los meandros de
la Matemática, ese lenguaje con el que se expresa la Naturaleza. Y los
rosacruces –esos místicos alquimistas a quienes él admiraba–
le indicaron que había que reconstruir el edificio de las ciencias. En
esta edición de Futuro, Pablo Capanna cuenta cómo los rosacrucianos,
que pregonaban una “ciencia nueva”, influyeron en el padre de la Modernidad
y el Racionalismo, y qué tuvieron que ver esas imágenes nocturnas
con todo esto.