SOCIEDAD › LA REIMPLANTACION DEL MEÑIQUE NO FUE POSIBLE
Una operación difícil y cara
Por Pedro Lipcovich
Un meñique cortado es, en la práctica, un meñique perdido: es improbable que los médicos intenten reimplantarlo ya que esta intervención, que sigue siendo excepcional, se reserva para la mano o el brazo completos o dedos cuya preservación es más importante. En el caso de Federico Strajman, además, es posible que, después de cortado y antes de que se lo enfriara, haya pasado más de la hora o dos que constituyen el lapso máximo para que se mantenga en condiciones. No hay en la Argentina una estructura sanitaria organizada para estos reimplantes, que requieren personal muy especializado e insumos caros y difíciles de conseguir.
Según advirtió Enrique Pener –quien, en 1999, fue pionero al dirigir el equipo que reimplantó con éxito una mano a un chico de 13 años en el Hospital Fernández– “es excepcional que se intente reimplantar un meñique en una mano completa, más todavía cuando han pasado tanto tiempo como, al parecer, sucedió en este caso”.
Las reimplantaciones suelen reservarse para “dedos, manos, antebrazo o brazo; en cuanto a miembros inferiores, por los riesgos de infección que implican no suelen hacerse en adultos; en niños puede justificarse el intento”, precisó el especialista.
Para que una parte del cuerpo tenga chances de ser reimplantada, “hay que envolverla en una gasa estéril o por lo menos en un paño bien limpio, poner el envoltorio en una bolsa plástica y ésta en un recipiente con hielo común, no hielo seco, y nunca congelar”. Este procedimiento debe aplicarse “lo antes posible: media hora, una, quizás a lo sumo dos”, señala Pener. Una vez enfriado, “pueden pasar seis, diez horas y a veces más; en algún caso efectué un reimplante después de más de 18 horas”.
De todos modos, estas operaciones “son casos aislados –admite el cirujano–. Son pocos los profesionales en condiciones de hacerlas, y participar en ellas es prácticamente un voluntariado. Son intervenciones largas, laboriosas; requieren instrumental que no hay en los hospitales y debe ser provisto por los propios médicos; los materiales de sutura son importados, carísimos y no siempre se consiguen”.
Es cierto que estas operaciones requieren conjugar alta especialización y atención de urgencia pero “esto se puede lograr si se maneja bien el enfriamiento y el transporte del segmento” (así llaman los cirujanos a la parte del cuerpo a reimplantar). “Yo he insistido para que, en el ámbito del hospital público, se sostuviera una estructura organizada para estas intervenciones pero no pudo ser hasta ahora: entre tantos problemas, éste sería uno más”, comenta Pener, quien es jefe de unidad de ortopedia y traumatología en el Fernández y organiza un centro de reimplantes en CEMIC.