Jue 31.10.2002

SOCIEDAD • SUBNOTA

Tres visiones sobre la nueva norma

Cecilia Lipszyc *.
“Es ambigua”

“Una vez un jurista me dijo: es mejor que no haya ley antes de que se apruebe una mala ley, porque después es más difícil modificarla. Esa es la síntesis de mi opinión sobre la ley sancionada por el Senado. Es una ley tibia y ambigua. La mayoría de las leyes provinciales de
salud sexual y reproductiva son mejores que ésta porque, entre otros aspectos, hablan de derechos sexuales y reproductivos. La de Río Negro y Tierra del Fuego, además, garantizan la
ligadura de Trompas y la vasectomía. Al mencionar la patria potestad habilita a los profesionales a exigir a los menores de edad una autorización de sus padres para recibir información y anticonceptivos. Por otra
parte, su alcance es restrictivo, ya que permite que no la cumplan los colegios privados y
los institutos de salud confesionales. Al no enumerar los métodos que deben entregarse,
deja abierta la posibilidad de que aquellos médicos que
falsamente consideran al DIU como abortivo, no lo suministren.”

* Integrante del Movimiento de Mujeres.


Diana Galimberti *.
“Buen signo”

“Es un empuje muy importante y una señal muy clara de decisión política en el camino a la procreación responsable, aunque es imperfecta y no puede considerarse como una de las leyes más avanzadas en este tema. Uno se pregunta, ¿qué pasó que pasaron tantos años antes de que se promulgara? Aunque, en mi opinión, tanto la ley de la Ciudad de Buenos Aires como la de la provincia de Mendoza van más allá, sin embargo, hay que verla como un muy buen signo en cuanto da a las parejas opciones para que regulen su fertilidad. Por esto, es fundamental que esté en el Programa Médico Obligatorio (PMO) para que otorgue la posibilidad de elección a todos. Es también importante en tanto funcione como marco legal para las provincias que por problemas ideológicos todavía no pueden aplicar ciertos programas con los que cuentan. En cuanto a la inclusión de la figura de la Patria Potestad, creo que está limitada en tanto esta ley también incluye el respeto de la Convención por los Derechos del Niño, que está por encima de esta figura.

* Presidenta de la Asociación Argentina de Salud Sexual y Reproductiva.


Leon Gindin *.
“Biologista”

“Me parece que es una ley que tiene que ver mucho más con la reproducción que con el placer. Me da la sensación de que seguimos en las películas viejas, con una educación sexual biologista. Una verdadera educación sexual tendría que consistir en un modelo mucho más dialógico y concientizador, en el que debería tenerse en cuenta la capacitación docente. Hay que ir por más. Embarazo, sida y reproducción no pueden ser los únicos puntos importantes sobre los que debe basarse una ley de este tipo, no hay que quedarse en repartir anticonceptivos sino que hay que hablar de una educación sexual para el amor y para el placer. Lo que me parece más serio y grave es que se le permita a las instituciones religiosas no dar educación sexual. Yo creo que una ley de salud reproductiva debería ser mucho más clara en este punto: una cosa es que la Iglesia no esté dispuesta a repartir anticonceptivos y otra es que la educación sexual se limite a la explicación del aparato reproductor, una enseñanza biologista.”

* Sexólogo, profesor titular de Sexualidad y Salud de la Universidad de Belgrano.

Nota madre

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