La investigación sobre el crimen de María Marta comenzó a despejar algunas mínimas dudas: los primeros resultados de las pericias dactiloscópicas descartaron que la famosa huella de una palma y tres dedos impresa en sangre sobre una de las paredes de la casa del country Carmel perteneciera a familiares directos de María Marta. Por el tipo de huellas, los especialistas deducen que se trata de una mano femenina y de rasgos muy delicados. Pero aunque se pudiera determinar a quién pertenece esa huella, nada indicaría que se trata de la marca del criminal, salvo que perteneciera a alguien evidentemente extraño al mundo de los CarrascosaGarcía Belsunce. Entre tanto, en el cementerio de la Chacarita se realizaron las exhumaciones de un matrimonio cuyas muertes fueron certificadas por el mismo Juan Carlos March que certificó que María Marta había sufrido muerte natural.
“La media palma y los tres dedos que aparecieron eran muy nítidas”, reveló un investigador ligado al caso del crimen en el country club. La misma fuente reveló que de esas huellas ya se obtuvieron los primeros resultados: “Se pudo descartar que pertenezcan al grupo familiar directo de María Marta García Belsunce. Tampoco pertenecen al camillero (Roberto Di Feo) ni al vecino del country Nicolás Pachelo. Se trabajó con la gente más inmediata”. Ahora, las huellas se están cotejando con la base de datos dactiloscópicos de la Policía Federal y de la Policía Judicial. “Hasta el momento, de las 2.100.000 huellas que hay no salió nada”, agregó el experto.
Agregó además que “son huellas de un hombre de manos muy pequeñas o de una mujer, y creemos que era una mano refinada”. “¿Cómo determinan eso?”, preguntó este diario. “Porque son huellas muy nítidas, de líneas muy profundas. Ningún albañil, ni jardinero, ni empleada doméstica, nadie que trabaje con las manos”. Ahora se está trabajando con el cruce de llamadas telefónicas y con las pericias balísticas sobre las armas secuestradas.
Entretanto, en el Cementerio de la Chacarita, sector 12, manzana 5, tablón 7, los cuerpos de un matrimonio, ambos fallecidos el 20 de julio pasado, fueron inhumados por orden del juez Lucini. Los certificados de defunción fueron firmados por el procesado Juan Carlos March. El juez intentará determinar mediante una autopsia si realmente murieron como March dice que murieron, o sea, de muerte natural. El hombre falleció, según ese certificado a las 8 de la mañana en un hospital público. Extrañamente, el certificado fue firmado por March sin intervención de médicos del hospital. La mujer murió a las 13.30 del mismo día, pero en su casa. El familiar firmante del certificado es hijo de la mujer en un matrimonio anterior. Si la mujer hubiera fallecido primero, la sucesión habría sido diferente.