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En la costa hasta se alquilan colchones
Con el correr de los años, el país ha visto la declaración de varios tipos de emergencias. Desde el hambre hasta la crisis, se incluyeron alusiones a ese estado incluso ante distintos frentes de tormenta. La Costa Atlántica en este momento puede darse el lujo de proponer discursos en esos tonos. En ese caso, ¿cómo sería una emergencia en términos del verano? ¿Hablarían de emergencia turística? ¿Habitacional?, ¿hotelera? O sería una emergencia de los desesperados dispuestos a colgarse del veranito a cualquier precio.
El miércoles pasado, frente al recambio de quincena, la comuna de Pinamar tomó una de esas medidas exageradas, propias de los momentos en los que todo parece desbaratarse. Desde la Secretaría de Turismo salió un informe dirigido a los habitantes de la ciudad para pedirles cuartos de alquiler en las casas particulares. “Nos vimos desbordados”, dice, exaltado, Juan José Rodríguez, jefe de Turismo local. “Teníamos cubiertos toda la capacidad en hoteles, en las inmobiliarias e incluso supimos que comenzó a moverse el mercado de camas y colchones que se alquilan para pasar la noche”. Desde ese día, Pinamar y las localidades satélites como Ostende, Valeria del Mar y Cariló no han dejado de recibir turistas. Entre ellos llegaron los que tenían reservas y aquellos aventurados que partieron en busca de los pocos lugares disponibles. Los que consiguieron algo se quedaron, el resto siguió viaje para instalarse a 40 kilómetros, en Madariaga donde existen cinco hoteles.
El tipo de afluencia masiva de este verano generó una suerte de desplazamiento interno a lo largo del cordón marítimo. Como consecuencia de la ocupación en los puntos turísticos más habituales se fueron completando localidades con menos demanda como Santa Clara, La Lucila, Necochea y hasta Batán, donde la única oferta inmobiliaria importante está concentrada en la cárcel. “Hay demanda y mucha”, dice ahora Hugo Alfonso, vocero del Emtur de Mar del Plata. “Pero también hay un exceso de información entusiasta”, dice. De acuerdo con sus datos, Mar del Plata está llena pero no completa. Hay algunas plazas aún en hoteles de una y dos estrellas y algunos bungalows o cabañas disponibles sobre la zona sur, los sectores de las playas abiertas después del Faro.
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