Miércoles, 1 de diciembre de 2010 | Hoy
Por Pedro Lipcovich
La idea básica de la regionalización de salud es simple: derivar a cada paciente a la institución que le corresponda. “Supongamos una mujer en riesgo de parto prematuro –ejemplificó Ariel Karolinski, de Asumen–: hoy va al hospital más cercano, la atienden ahí mismo y, si el lugar no está en condiciones de efectuar las intervenciones adecuadas, el bebé muere, y quizá también la madre. La regionalización permitiría detectar precozmente el riesgo de parto prematuro y derivar a una institución que garantice la atención adecuada. Esto requiere ambulancias, médicos y un centro que coordine a qué institución derivar según la disponibilidad de camas.”
“Hace falta una coordinación central –subrayó, en la presentación de Asumen, Analía Messina–. Hoy las personas van a la institución que les parece confiable, pero el sistema en su conjunto debe hacerse confiable.” Celia Lomuto destacó que “cada chico debe nacer en el lugar adecuado: si se lo deriva después, hay más riesgo de muerte. Estos aspectos, sumados a la posibilidad de contar con recursos en enfermería (ver aparte), son más importantes que el equipamiento tecnológico”.
“La regionalización se aplica desde la década del ’70 en la provincia de Neuquén, donde la mortalidad infantil es ya una de las más bajas del país –contó Messina–. Más recientemente empezó a aplicarse en la provincia de Santa Fe.”
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