Pese a los 37 grados de máxima que marcó el termómetro y a la “alerta roja” declarada, no se registraron casos de golpes de calor, de acuerdo con lo que informaron los servicios médicos públicos porteños y bonaerenses, territorios para los cuales, inclusive, el Ministerio de Salud de la Nación renovó las recomendaciones para “extremar recaudos”.

El “alerta roja” significa que el calor “puede afectar a todas las personas saludables y no sólo a los grupos de riesgo” sobre quienes habitualmente se refuerzan las precauciones, tales como bebés, embarazadas y personas mayores. La jornada, sin embargo, no registró personas afectadas por golpe de calor, “sino por hipotensiones y lipotimias”, explicó a este diario Alberto Crescenti, director del SAME. Sucedió mayormente “en sitios con aglomeraciones de personas, como subtes, trenes, colectivos. Estamos teniendo más auxilios de lo usual en vía pública”. Dentro de la Ciudad de Buenos Aires, la mayor demanda se concentró “en el micro y el macrocentro”, donde “al calor se suma la cantidad de autos y la combustión, que afecta porque torna la atmósfera menos respirable”.

Tampoco la provincia de Buenos Aires registró “casos graves” ni “derivaciones por casos extremos producto de la ola de calor”, aseguró el ministro de Salud bonaerense, Alejandro Collia. Las guardias hospitalarias y el sistema de emergencias, sin embargo, fueron preparados para asistir posibles casos. Los servicios de salud pública coincidieron en señalar como poco aconsejable deambular por la calle entre las 11 y las 17.