SOCIEDAD • SUBNOTA › CONSECUENCIAS DEL FENóMENO DE LA NIñA
› Por Soledad Vallejos
Las temperaturas de los últimos días “forman parte de las variaciones naturales del clima”, y no deberían generar alarma ni dar pie a teorías apocalípticas. Se trata de algo esperable porque “el clima, en general, no es estable”, explica Carolina Vera, doctora en Ciencias de la Atmósfera y directora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera. “Es verano”, por lo cual resulta esperable un determinado patrón al que este año se suma, además, la corriente de La Niña. ¿Qué significa? Una temporada de “altas temperaturas” y “pocas precipitaciones” que, de acuerdo con las predicciones, se extenderá hasta “nuestro otoño”.
“Que se hable de variabilidad natural del clima implica que el clima no es estable”, sino que oscila. “La temperatura siempre está oscilando entre eventos cálidos y fríos. Bajo determinadas condiciones, esos valores pueden ser altos, tanto para generar calores o fríos intensos, eso puede darse naturalmente.”
–¿De manera que podía esperarse esta seguidilla de días con altas temperaturas?
–Sí, es que este verano para Argentina es particular porque está ocurriendo el fenómeno de La Niña, que tiende a generar veranos más calientes y secos que los habituales. En nuestro país, cuando un verano es más seco, por lo general resulta más caliente.
–¿Cada cuánto sucede?
–La Niña es lo opuesto a El Niño, son fases opuestas de un mismo fenómeno. En promedio, se producen cada cuatro o cinco años, a veces cada siete. La periodicidad es irregular, pero todo el tiempo están alternando. El Niño y La Niña dependen de las condiciones del Pacífico ecuatorial: cuando es anómalamente más cálido que lo normal, es Niño; cuando está más frío, es La Niña. Los dos fenómenos tienen influencia en otras regiones del mundo. En el caso de Argentina, los Niños se asocian a condiciones más lluviosas y las Niñas a más secas. Cuando es verano, esas condiciones secas de La Niña tienden a acompañarse con temperaturas más calientes. Esto venía medio demorado este año, porque noviembre fue más fresco de lo habitual. Daría la sensación de que las condiciones de La Niña se están empezando a establecer recién ahora, en diciembre. Y está pronosticado que La Niña del Pacífico ecuatorial dure hasta nuestro otoño. Eso lo podemos saber porque se anticipa con precisión. Pero lo difícil de prever son las otras condiciones que pueden influirla en lo local.
–¿Podrían relacionarse las temperaturas actuales con el calentamiento global?
–No, esto es variabilidad natural. Que un solo verano sea extremo no habla del calentamiento global. Los últimos modelos climáticos proyectaban más Niños que Niñas. Estaba previsto. Pero esto, a su vez, puede generar extremos que aún no conozcamos. El clima nos sorprende de esta manera.
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