Mar 04.02.2003

SOCIEDAD • SUBNOTA  › UN E-MAIL DE UNA DE LAS TRIPULANTES DEL COLUMBIA

“He visto escenas increíbles”

Por Laurel Clark *

Miembro de la tripulación del Columbia

E-mail enviado a su familia y a sus amigos antes de morir
“Hola, desde encima de nuestro magnífico planeta Tierra. La perspectiva es realmente asombrosa. Esta una misión fantástica y estamos muy ocupados haciendo ciencia las veinticuatro horas. Conseguir un momento para tipear un e-mail es difícil, de manera que éste será corto y distribuido a los muchos que conozco y quiero. He visto algunas de las escenas más increíbles: relámpagos expandiéndose sobre el Pacífico, el Aurora Australis iluminando todo el horizonte visible con el brillo de la ciudad de Australia debajo, las vastas planicies de Africa y las dunas del Cabo de Hornos, ríos atravesando altos pasos en las montañas, las cicatrices de la humanidad, la línea continua de vida extendiéndose desde América del Norte, a través de América Central hasta Sudamérica. El monte Fuji parece como un pequeño chichón desde aquí, pero se destaca como una nítida señal.
Mágicamente, el primer día volamos sobre el lago Michigan y vi Wind Point (Wisconsin) claramente. No tuve tanta suerte otra vez. En cada órbita pasamos por una parte diferente de la Tierra. Por supuesto, gran parte del tiempo estoy trabajando atrás y no veo nada de ello. Cuando consigo obtener una visión, es gloriosa. Hasta las estrellas tienen un brillo especial. He visto a mi “amigo” Orión varias veces. Tomar fotos de la Tierra es un verdadero desafío, pero un profundo aprendizaje. Creo que finalmente logré algunas fotos hermosas en los dos últimos días. Tengo los dedos cruzados para que estén en foco.
Mi visión de cerca ha empeorado un poco acá arriba, así que ustedes pueden haber visto fotos o videos míos usando anteojos. Me siento bendecida de estar aquí representando a mi país y llevando a cabo la investigación de científicos.
“La comida es buena y me estoy sintiendo muy cómoda en este ambiente nuevo, totalmente diferente. Todavía me cuesta comer, ya que la gravedad no ayuda a empujar hacia abajo el esófago. También existe el permanente desafío de mantenerse adecuadamente hidratado. Como nuestros fluidos corporales son enviados hacia nuestra cabeza, casi no tenemos sensación de sed.
“Gracias a todos aquellos que me han apoyado a mí y mis aventuras a través de los años. Me gustaría que pudieran sentir la energía positiva que brillaba sobre todo el planeta mientras nos deslizábamos sobre nuestro planeta compartido.
Los quiero a todos, Laurel.
* De The Guardian, de Gran Bretaña, especial para Página/12.

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