SOCIEDAD
• SUBNOTA › LA VIDA DE FLORENCIA MACRI DESPUES DEL SECUESTRO
Con guardias a sol y a sombra
A pesar de las recomendaciones de su padre sobre terminar su carrera de cine en Los Angeles, Florencia, la hija menor del empresario Franco Macri, no está pensando en irse del país, al menos no por ahora, según ella misma aseguró a los medios. “No tengo ni idea, todavía no decidí qué voy a hacer”, pero “no me voy a pasar toda mi vida encerrada porque me secuestraron. Quiero volver a hacer mi vida normal”, dijo apenas dos días después de haber sido liberada, en la madrugada del lunes 5 de mayo.
Al parecer, la idea de mudarse a los Estados Unidos no es algo que la joven quiera sino que sería el deseo de su padre para así preservarla de cierto ambiente y grupos de amigos que Florencia había empezado a frecuentar, especialmente en la noche, en sus casi rituales visitas a la disco Pachá, y en su curso de técnicas circenses. “Flor no tiene ganas de irse del país. Si hay planes de irse no son diferentes de los que podía tener antes de que pasara todo esto. Ella hace su vida normal, está en segundo año de la carrera, está contenta, va a la facultad como siempre y está con sus amigos, todo como siempre”, le dijo a Página/12 una amiga, que también concurre a la Universidad del Cine, ubicada en el barrio de San Telmo, donde la hija menor de Macri fue secuestrada el 29 de abril.
Hasta que trascendió la noticia del secuestro, la hija mimada del empresario era una de las caras menos conocidas de la familia. Después pasó a ocupar tapas de revistas y diarios como “la rebelde del clan” y “la debilidad de Franco, la única que lo puede”. Así fue como la adolescente había convencido a su padre para que la dejara manejarse sola de día, en su auto y sin los custodios que suelen acompañar a todos los demás miembros de la familia.
Aunque eso cambió después del secuestro y ahora no sale de su casa sin guardaespaldas, lo cierto es que la joven no modificó demasiado su rutina. Incluso logró cambiar la posición de su padre respecto de las salidas nocturnas. La joven negoció un horario de regreso a su casa y el sábado pasado, apenas cinco días después de que la liberaran, fue a bailar con sus amigas a un boliche de la costanera. A pesar de que de ahora en adelante difícilmente pueda evitar la custodia, no le preocupa demasiado: “¿Por qué no voy a aceptarlos (a los dos hombres que la acompañan a todos lados)? Soy consciente de que estamos viviendo tiempos difíciles”, le respondió Florencia con naturalidad a la revista Gente la semana pasada.
Más allá de la custodia a sol y a sombra, punto indiscutible impuesto por su padre después del secuestro, lo cierto es que la heredera menor del imperio Macri se las arregla para recuperar la cotidianidad anterior y, según sus amigos y conocidos, “siempre juega a burlarse de los custodios y logra mantenerlos lejos”.
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