SOCIEDAD › OPINION
Culateando piratas
Por Raúl Kollmann
El comisario Norberto Fiori contó con lujo de detalles cómo los hombres de la Bonaerense recaudan del juego clandestino, la prostitución y los desarmaderos. Pero no acepta hablar de los otros delitos en los que hay participación y cobertura por parte de policías: la venta de drogas, el robo de camiones (piratería del asfalto) y buena parte de los secuestros.
–He visto a gente de la fuerza culateando (custodiando) camiones de piratas del asfalto. Especialmente camiones de carne –dice a este diario un oficial de la Bonaerense.
–¿Para qué necesitan protección los piratas del asfalto? –pregunta Página/12.
–Si otra gente de la fuerza trata de hacer un procedimiento, si intentan detenerlos, los que culatean los alejan. Usted no lo va a creer, pero yo he visto patrulleros acompañando los camiones robados –explica.
–¿Hay gente de la Bonaerense en los secuestros? –le pregunta Página/12 a otro oficial.
–Es un rumor extendido en la fuerza. Por ejemplo, hay escuchas telefónicas del caso del secuestro de Christian Riquelme. Son dos advertencias a gente que estaba en dos lugares que iban a ser allanados. Alguien de la fuerza les filtraba la información a los secuestradores. Del resto, usted saque las conclusiones.
–¿Y hay más indicios?
–Mire el caso del chico Laffont, en Luján. El mismo reconoció que vivió durante décadas del juego, lo que significa una íntima relación con los policías. Hoy en día es cubierta de cubierta, o sea que si un banca (capitalista) necesita cubrirse, es decir, asegurarse que si sale un premio grande va a tener cobertura financiera, contrata con El Enano Laffont una especie de seguro. Y el secuestro no se esclareció. Usted saque sus conclusiones. Mire el secuestro de Antonio Echarri: lo rescatan y no detienen a nadie. El pibe secuestrador, hijo de un policía federal, aparece muerto. ¿A nadie le llama la atención?
El gobernador Felipe Solá y el ministro de Seguridad, Juan Pablo Cafiero, respondieron con un seco “es un delincuente” a las revelaciones que el comisario Fiori le hizo primero a “Punto.doc” y ahora a Página/12. En lugar de considerar que están frente a un hombre que empieza a mostrar lo que pasa en la Bonaerense y aprovechar para investigar y confrontar con el accionar mafioso de muchos policías que producen muertes por decenas, los responsables de la provincia se limitan a rechazar lo que dice, pese a que saben que es verdad. No sólo el camarista Maroto hace lo que corresponde –investigar– sino que el gobierno bonaerense tiene que poner manos a la obra en el mismo sentido. Terminar con los policías cómplices es la base de cualquier política para que la gente tenga más seguridad.