“Un grupo de padres que hemos atravesado la situación de tener un bebé prematuro, tratamos de ayudar para que otros no pasen por tanto sufrimiento como el que hemos tenido”, contó Claudia Deminge, que colabora en la difusión de las campañas de Unicef y desde el Hospital Garrahan.

En su caso, “yo estaba embarazada de mellizos, y a los seis meses se adelantó el parto por una infección urinaria. Los tuve en un hospital de la provincia de Corrientes: la nena falleció a los cuatro días por problemas de la prematurez; mi hijo Dylan nació con 900 gramos: estuvo con respirador, tuvieron que aplicarle láser porque se le desprendía la retina. En mi obra social, la pediatra no sabía cómo atender a un nene prematuro. Finalmente lo llevé al Garrahan. En la sala de espera nos conocimos con otras mamás, nos consolábamos entre nosotras. Había chicos que estaban ciegos o con otras discapacidades. Con la doctora Gabriela Bauer (especialista en prematuros del Garrahan) hablamos de la importancia de concientizar a otros padres, para evitar, cuando se puede, que el bebé nazca en forma prematura, y, si no, tratar de que tenga tratamiento para sobrevivir en las mejores condiciones”.

“Mi modo de colaborar es hablar con otras mamás, poner los carteles de Unicef, dar testimonio en los medios. Dylan ya cumplió cinco años, usa anteojitos y avanzó mucho, pero no le darán el alta hasta que cumpla los diez.”