En el marco de una fuerte crisis social, los colegios se replantean estrategias de captación y retención de alumnos que no son las tradicionales. En el conurbano, las iniciativas son variadas: un colegio promueve la conformación de una cooperativa escolar donde se elaboran mermeladas para vender en el barrio, otro sale con sus docentes hasta un hipermercado para repartir volantes que publicitan la inscripción a los cursos y uno más abre un centro cultural los sábados y un club de trueque los domingos para entusiasmar a los chicos. Aquí las tres escuelas cuentan sus experiencias.
u El centro cultural y el trueque: la Escuela Media 12 de La Matanza no descansa los fines de semana. Los sábados, en el mismo establecimiento, implementaron un centro cultural para los jóvenes. Con talleres, danza, cine debate y otras actividades intentan sostener el vínculo entre los alumnos y la escuela más allá de la formalidad.
También los domingos “La 12” tiene las puertas bien abiertas porque allí funciona un nodo de trueque para toda la comunidad. José Zalazar, auxiliar de la Media y uno de los coordinadores, explica que “el trueque es la última posibilidad de la gente para vivir dignamente”. En este club se apunta “a fomentar el trabajo y que los productos sean elaborados por los que participan”. Más de 500 personas se acercan cada domingo y los créditos que se obtienen sirven, entre otras cosas, para pagar la cooperadora.
Además de estas dos propuestas, vigentes todo el año, durante la semana de compensatorios y de inscripción, los docentes recorren el barrio de punta a punta para charlar con los chicos y las familias. La idea es que se anoten para luego solucionar, juntos, los inconvenientes puntuales que pueden ir desde no contar con dinero para comprar el cuaderno de comunicaciones hasta directamente no tener zapatillas para asistir a clases.
u La cooperativa de mermeladas: “Les preguntás a los chicos qué quieren ser en el futuro y se te quedan mirando”, dice Pedro Ponce, director de la Media 23 de La Loma. En su escuela pensaron en poner en marcha una cooperativa escolar para “subir la autoestima de los alumnos, como una manera de generarles confianza en sí mismos”.
En 2001 comenzó el plan piloto. “Se trata de un espacio institucional por lo que está dentro de lo curricular”, comenta Ponce. Las condiciones para producir mermelada no son las mejores: la cocina de la escuela es chica y además no tienen gas natural, por lo que se manejan con garrafas. Participan todos, de primero a tercer año, y definen en asambleas qué hacer con el dinero obtenido de las ventas a docentes, vecinos y sus propias familias. “Este año vamos a intentar una producción mayor porque ya sabemos cuáles son las fortalezas y debilidades del proyecto”, considera el director.
u Volanteada educativa: “¡Atención! La Escuela Técnica número 1 ‘Comunidad de José C. Paz’ abrió la inscripción del primer año del Polimodal para el ciclo lectivo 2002. ¡Preguntar por becas!”. Así comienza el panfleto que promociona al establecimiento, drásticamente afectado por la caída de matrícula. Aparte de los datos básicos como dirección y teléfono se publicitan los talleres de informática y las bondades del área deportiva.
“Se nos ocurrió hacer una volanteada en la puerta de un supermercado muy grande que hay en la zona ofreciendo la escuela para incentivar a los jóvenes a anotarse”, explica Elio Cerioni, regente. Los propios docentes del Polimodal son quienes reparten los panfletos y también visitan a las familias para convencerlas de la importancia de continuar los estudios.