Martes, 13 de mayo de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › ESTRATEGIAS PARA BAJAR EL CONSUMO
Por Pedro Lipcovich
“Aumentar, mediante impuestos, el precio de las bebidas alcohólicas es una de las medidas más efectivas recomendadas por la OMS y beneficia a la población más vulnerable”, destacó Maristela Monteiro, experta de OPS. Otras medidas de eficacia probada son la limitación de los puntos de venta de bebidas alcohólicas e incluso el monopolio estatal de la comercialización. También es eficaz el cumplimiento de la edad mínima para comprar o consumir, “donde se la aumentó a 21 años, bajaron las muertes de jóvenes por siniestros viales”.
“Decenas de estudios muestran que el aumento del precio de las bebidas alcohólicas, a través de impuestos, es efectivo para bajar el consumo: esto trae un beneficio muy grande para la salud pública, y además sube la recaudación para el Estado, así que el país gana dos veces. La industria argumenta que aumentar los impuestos fomenta el comercio ilícito, pero no es así, si se los incrementa en la medida adecuada”, destacó Monteiro.
–Aumentar los impuestos no quiere decir que una lata de cerveza va a costar como si fuera oro. Al bebedor moderado, el aumento no lo afectará mucho. Y para el consumidor excesivo sí que hace una diferencia: el que toma diez copas por semana, pasa a tomar ocho y entonces tendrá menos accidentalidad, menos emergencias, menos ausentismo en el trabajo, menos mortalidad. Todo esto ha sido descripto en estudios. En verdad es una medida equitativa, porque ofrece más salud y menos costos sociales a los más pobres, que tienen menos acceso a servicios de salud. Los ricos siempre van a poder comprar y siempre tendrán acceso a los servicios para tratarse. En realidad, la política de precios debe incluir la fijación de precios mínimos, como empieza a implementarse en Europa y Canadá: esto evita la difusión de productos más baratos, de menos calidad, que causan más daño.
Según el informe de la OMS, “el aumento en el precio del alcohol es efectivo para reducir el uso dañino del alcohol entre bebedores, en general, y jóvenes, en particular”. La estrategia global para reducir el consumo dañino de alcohol, establecida en 2010, recomienda que los Estados “establezcan un sistema impositivo que pueda tomar en cuenta el contenido de alcohol de cada bebida, que establezcan precios mínimos y prohíban o restrinjan las ventas por debajo del costo o con precios promocionales”.
El informe destaca también que “son muy costoefectivas las estrategias para regular la disponibilidad de alcohol, por ejemplo: regular la densidad de puntos de venta y limitar los días y horas en los que se permite la venta”.
La OMS reconoce la eficacia del “monopolio gubernamental sobre el mercado de alcohol: 32 países tienen monopolio estatal sobre la producción de cerveza y 34 tienen monopolio estatal sobre la venta minorista de vinos”, señala el informe publicado ayer. Monteiro comentó que “el monopolio de venta de alcohol es tradición en los países escandinavos. Cuando el gobierno es el único que puede vender, se evita la competencia y el marketing. Las tiendas del gobierno tienen horarios limitados, no abren los fines de semana y los empleados son funcionarios estatales, que no tienen interés en vender más. Este criterio limita el consumo; cuando se pasó del monopolio estatal a la privatización, aumentaron los problemas con el alcohol”.
Monteiro agregó que “una buena idea es aumentar a 21 años la edad mínima para comprar o consumir bebidas alcohólicas: en países donde esto se aplicó, bajaron los siniestros viales, que son una de las causas más importantes de muerte en los jóvenes”. La experta observó que “aun cuando la fiscalización no sea absoluta, las medidas que limitan la edad ayudan a formar normas sociales de consumo”.
Otra herramienta contra el abuso de alcohol es “el entrenamiento del personal de salud para que sistemáticamente pregunte a los pacientes sobre su consumo de alcohol. Si éste es problemático, se efectúa una intervención breve inmediata: hablar con el paciente para ver qué puede hacer para bajar su consumo. No es un tratamiento de alcoholismo, sino una acción de promoción de la salud. Requiere la capacitación de todo el sistema de salud”, comentó Monteiro.
La OMS también señala positivamente que “varios países prohíben el consumo de alcohol” en lugares públicos como “lugares de trabajo”, en “calles y parques”, en “eventos deportivos” y en “entretenimientos”.
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