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Thomas Eric Duncan llegó a Dallas el 20 de septiembre para casarse con la madre de su hijo, a la que conoció dos décadas atrás en un campo de refugiados de Costa de Marfil, pero el Ebola truncó su historia de amor.

Nacido en Liberia hace 42 años, Duncan falleció a las 7.51 hora local. Había salido el 19 de septiembre de Monrovia, la capital de Liberia.

Le habían otorgado la visa estadounidense y, antes de subir al avión, completó un formulario en el que aseguró no haber tenido contacto con ninguna persona infectada con el virus. No era verdad: había ayudado días antes del viaje a trasladar a una vecina enferma a un centro médico, donde posteriormente murió, y esa fue la causa más probable del contagio.

De seguir vivo, esa falta de sinceridad le hubiera podido acarrear problemas judiciales, ya que tanto las autoridades liberianas como el fiscal del distrito del condado de Dallas amenazaron con imputarle cargos criminales, incluso pocas horas antes de morir.