Por Elisa Carca *

A pocos días del Día Internacional de la Mujer, la Corte Suprema de Justicia arremete contra nuestros derechos sexuales y reproductivos.
En un fallo polémico, y sin consenso científico, prohíbe la distribución y uso de la “píldora del día después” amparándose en una interpretación a medias de la Constitución nacional.
La mayoría de los jueces, esa misma mayoría que avaló los actos más corruptos y poco cristianos que permitieron el despojo de los bienes del Estado y el empobrecimiento de millones de argentinos, eligió el argumento que menor consenso genera entre los científicos y que no es el estipulado por la Organización Mundial de la Salud.
La comunidad científica considera dos variantes como las más aceptables. Una es la de la “singamia”, según la cual la vida se genera a partir de la unión de la cadena de 23 cromosomas del hombre y la mujer que ocurre entre 2 y 35 horas después de que el espermatozoide penetra el óvulo. La otra, que la vida nace a partir de la anidación del óvulo fecundado en la pared del útero.
La píldora del día después se toma dentro de las 24 horas posteriores a la relación sexual, por lo que el huevo o cigota no llega a desarrollarse y por lo tanto el embarazo no se produce.
Este fallo, como también el de la semana pasada contra la Ley de Derechos Sexuales y Reproductivos de la Ciudad de Buenos Aires, es un claro y amenazante avance sobre otros derechos que están amparados en la Constitución nacional, con la incorporación a la misma de la Convención contra la Discriminación hacia las Mujeres y la Convención de los Derechos de los niños y niñas.
Una Corte Suprema sospechada y repudiada por oportunista, sometida a juicio político elige tal vez como uno de sus últimos actos levantar un “corralito” que afecta con esta interpretación caprichosa y prejuiciosa los derechos que tenemos las mujeres y hombres sobre nuestros cuerpos.
No dejemos que esta Corte ni nadie nos “acorrale”.

* Senadora Alianza-UCR Provincia de Buenos Aires.