Durante el mes de octubre, la banda había comenzado a planificar un nuevo secuestro. Aquí, las trascripciones de algunos de sus diálogos. La escucha es atribuida al abogado David Scioscia y Roxana Sosa:
David: –Todo bien en la causa. No, no hay ninguna novedad... eh... está todavía con la prórroga... en esta semana íbamos a combinar para que declare la chica.
Roxana: –Ah (inaudible)...
D: –Eh... ¿vos los viste a los chicos?
R: –Sí.
D: –Me tenían que llamar para que yo les diera un... dato.
R: –Ah, bueno... pero a ver... están durmiendo.
D: –¿Eh?
R: –Esperá... ¿por qué no llamás dentro de una hora?
Enseguida se produce una llamada entre el abogado y Sergio, alguien a quien tendría que pasarle un dato:
El abogado llama primero. Se saludan.
David: –Estoy volviendo de Lanús.
Sergio: –¿Eh?
David: –¿Por qué no me llamaron loco?
S: –No... pará... ayer...(...) si... ¿para qué?... ¿para hablar del tema ése?
D: –Y para el horario, que me pidieron que averiguara.
S: –¿Lo tenés?
D: –Y más vale, ya lo tenía.
S: –A qué hora?
D: –A la mañana, a las ocho.
Poco antes de estos diálogos habían secuestrado al empresario Eduardo Rettes. Las pesquisas sobre las comunicaciones se detuvieron en algunos de estos diálogos. Entre ellos, Olga y Sergio en esta charlan hablan sobre unas copias de las llaves de un auto:
Olga: –Hablé con el agenciero, dice que él no tiene una copia, pero que me va a hacer el favor, el hijo de puta (...), le va a pedir al titulaaar.
Sergio: –Si les da la llave, que haga una copia.
Olga: –Yo tengo que arreglar un problemita. Vos arreglá con él, lo que tenés que arreglar. Vos el título a mí me lo tenés que dar. (...) Y usted, ¿cómo anda?
Sergio: –Bien, fuimos ahí... a la casa de esta señora. Me tiró un tiro adelante de su hijo.
Ahora Sergio habla con Gato (José):
Sergio: –Le pregunta a Gato dónde está, contestá “acá boludo... acá en la Pepsi”. Mañana venite a las siete de la mañana.
G: –¿Para qué?
Sergio: –¿Para qué va a ser, salame?
G: –A las siete, ¿dónde?
Sergio: –¿En el Fiat Uno va a venir?
G: –¿Dónde?
Sergio: –A mi casa, pescado.
G: –¿Qué, estás reloco?
Sergio: –Sí.
G: –Vos estás reempachado, qué, ¿tomaste pastillas?
Sergio: –No.
G: –¿Qué, no vas a tomar pastillas, boludo?
Sergio: –Mañana a las siete me levanto y vamos a tirarte tartor.
G: –¿Qué?
Sergio: –¿Por qué lo apagaste el movicom hoy?
G: –No, si está prendido, Gato.
Sergio: –Tengo poca batería.
G: –¿Qué?
Sergio: –Si querés trabajar, vení mañana a las siete.
G: –Bueno.