“No pierdas el sentido: si tomaste, no manejes.” La frase es el eje de la campaña que lanzó esta semana el gobierno porteño para prevenir accidentes de tránsito vinculados al consumo de alcohol, con motivo de las fiestas de fin de año.
La cruzada incluye afiches en la vía pública, bares y discotecas, spots en radio y publicidades en diarios. Y, además, una intensificación de los controles de alcoholemia en la vía pública. El objetivo es “generar una conducta responsable frente a la conducción de vehículos tras haber consumido alcohol”, e informar cuál es el límite permitido de ingesta para poder manejar sin problemas: dos latas de cerveza, dos vasos y medio de vino o dos medidas de whisky son el límite para no sobrepasar los 0,5 gramos por litros de sangre, fijados por la ley. Los spots no hacen referencia a la sidra o el champagne, bebidas típicas durante las fiestas.
El gobierno difundió además los resultados de los controles de alcoholemia realizados a lo largo del año a más de 6000 automovilistas: el 9,5 de los particulares y el 2,4 por ciento de los profesionales estaban en infracción. Las cifras resultaron inferiores a las de 2002, cuando se detectó en falta al 10,60 de los particulares y el 11 por ciento de los profesionales. En cuanto a los motociclistas, fue sancionado el 18 por ciento de los controlados, contra el 38 por ciento en 2002.