SOCIEDAD
• SUBNOTA › UN DIA DE QUEJAS EN LOS KIOSCOS PORTEÑOS
“No confían en nosotros”
“El decreto que prohíbe la venta de alcohol en kioscos nos perjudicó mucho económicamente, sobre todo, los fines de semana, ya que hay varios boliches cerca del local. Además no logra disminuir el consumo en jóvenes porque cuando les decimos que no les podemos vender, van al supermercado y se tiran a tomar en la plaza”, se quejó Juan Carlos Mayer, encargado de un kiosco sobre Bernardo de Irigoyen, respecto de la normativa del Gobierno de la Ciudad que alcanza a kioscos, maxikioscos y estaciones de servicio. Ayer comenzaron los operativos de control en algunos “puntos estratégicos” de Capital Federal. Y aunque el gobierno comunal impuso multas de hasta 10 mil pesos para los infractores, por ahora en la esquina de Avenida Rivadavia y Nazca, los inspectores se limitaron a pedir que retiren las bebidas en exhibición y las publicidades afines a estos productos.
“Cuando llegaron los inspectores, nos hicieron guardar las bebidas alcohólicas que estaban a la vista, pero no establecieron ninguna multa”, contó Martín López, empleado de un kiosco en avenida Nazca, en la esquina con Rivadavia. Algo similar le ocurrió a Natalia Acevere, de otro kiosco de la zona, quien además afirmó que esta medida es “muy injusta” porque Flores “es una de las zonas donde más alcohol se consume”.
De acuerdo con el decreto firmado por Aníbal Ibarra y ratificado por la Legislatura porteña, los comercios que infrinjan la medida tendrán multas de entre 300 y 10 mil pesos y la retención de la mercadería. Además, en un mes, el gobierno comenzará a clausurar preventivamente los locales hasta alcanzar el cierre definitivo, en caso de reiteración. Pero en su primera salida, los inspectores se limitaron a dar un último aviso.
A pesar de que la mayoría de los kiosqueros están de acuerdo con establecer un control para el consumo de alcohol por parte de los jóvenes, no ven con buenos ojos este decreto. “Esta medida deja entrever que no confían en la responsabilidad del comerciante”, apuntó Osvaldo Bracamonte, encargado de un kiosco sobre la avenida Belgrano. “Es discriminatoria y perjudica a los adultos que quieren comprar alguna bebida para ir a tomar a su casa”, manifestó Horacio Constanzio, de un kiosco de Flores. Hugo Larrea, un cliente de la zona, indicó también que “no te deja otra opción que ir a tomar algo a un bar y, por ende, gastar más dinero”.
A tono, Juan Carlos Aiello, dueño de una cadena de kioscos, manifestó que “ahora llegan las fiestas y el hecho de no poder comercializar bebidas alcohólicas deteriora las ventas”. Aiello recibió ayer a inspectores del Gobierno de la Ciudad en cuatro de sus 14 puntos de venta. Según el comerciante, siguieron la misma mecánica que con el resto. “Me pidieron cordialmente que sacara las bebidas y publicidades en exhibición”, reveló.
Los kiosqueros coinciden en que esta resolución “no contribuye a disminuir el consumo de alcohol”. “Es verdad que se han vendido bebidas alcohólicas indiscriminadamente a los jóvenes, pero tampoco estoy de acuerdo con que se responsabilice al kiosquero. Habría que controlar el consumo en la vía pública y reglamentar la venta ya que, en muchos casos, está librada al tipo de habilitación que tenga el comerciante”, señaló Aiello.
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