SOCIEDAD
• SUBNOTA
La pelea por una ligadura de trompas
La vida de Itatí García ha sido muy dura. Tiene 35 años. Vive en el barrio Los Troncos del Talar, partido de Tigre, con su pareja. Es una de las tantas mujeres muy pobres del país que, aunque ha querido, no ha podido evitar tener un hijo tras otro. Como único sustento tiene los 120 pesos del Plan Bonaerense. En total, parió 8 chicos (uno falleció). Los cuatro primeros (hoy tienen 14, 13, 10 y 8, la menor con síndrome de Down) los tuvo con su primer esposo, que la abandonó y la dejó literalmente en la calle con las criaturas. “Me pegaba, y al final me dejó sola y se fue con otra. Me vendió todo y me quedé con lo puesto”, recuerda. El hombre desapareció y nunca más se acordó de sus hijos. A los tropiezos, Itatí pudo salir de la calle. Pero como no podía mantener a sus hijos, los entregó: el mayor está internado en un hogar evangelista en Baradero, los dos del medio viven con un pastor de la misma iglesia en San Fernando (a quien le entregó su guarda sin saber bien qué significaba el papel que le hicieron firmar en un juzgado de Menores de San Isidro) y la de 8 años está con su mamá en Corrientes.
Unos seis años atrás, Itatí volvió a formar pareja. Con su actual compañero quiso tener un hijo, “pero solo uno”, aclara. Por eso, cuando quedó embarazada empezó a pensar en hacerse una ligadura de trompas. Porque por un cáncer tiene contraindicadas las píldoras anticonceptivas y no le resulta otro método. Planteó su inquietud en el Hospital de Tigre, “pero me dijeron que no me la podían hacer”. Se cansó de pedir la ligadura. Tuvo esa hija, hoy de cuatro años, y otras dos más, una atrás de otra. “Cuando volví a quedar embarazada me agarró una crisis, me quería morir, quería matarme”. Lo dice con lágrimas en los ojos. Recién en el último parto –su quinta cesárea–, el 12 de diciembre de 2003, gracias al apoyo del Centro de la Mujer de San Fernando, consiguió que le practicaran la anticoncepción quirúrgica en el Hospital Alvarez, de Capital. Ahora, Itatí suplica por un trabajo (para ella o para su esposo) para poder pelear para recuperar a sus hijos.
Nota madre
Subnotas