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Sin hierro
“En todos los países de América, menos en tres, las harinas están fortificadas con hierro: uno de los tres que no la fortifican es la Argentina, donde uno de cada tres recién nacidos sufre de anemia por falta de ese mineral”, advierte Carmen Morasso, consultora a cargo de los programas de nutrición de Unicef.
El uso de la harina como vehículo para incorporar nutrientes “es de muy larga data, sobre todo en los países trigueros –observa la especialista-: desde la década del ‘40 se agrega hierro y vitaminas B1 y B2; el ácido fólico es la última incorporación al cóctel de micronutrientes”.
En la Argentina, “hay varios proyectos de ley en este sentido, y yo fui convocada a la Comisión de Salud del Senado para asesorar. La fortificación de las harinas tiene un costo mínimo, mucho menor que el que cuestan las enfermedades que se producen por carencia de micronutrientes”, destaca Morasso.
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