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Domingo, 28 de diciembre de 2003

El mito de los costos laborales

Por Marta Novick*

El tema del costo laboral es objeto de permanente discusión con relación al grado de competitividad de las economías en el marco del comercio internacional en especial de los bienes comercializables o transables. Es particularmente el de la industria manufacturera, si no excluye al agropecuario, el sector por excelencia productor de este tipo de bienes, no así actividades como los servicios en general o la construcción.
De acuerdo con estudios realizados en base a datos censales o de las Cuentas Nacionales, se ponen en evidencia que el factor trabajo tiene una participación menor al 20 por ciento de los costos totales de producción. Sin embargo, a pesar de no ser el único ni el mayor factor dentro de los costos de producción, los laborales constituyen una variable significativa entre los factores del costo total. En este sentido debe señalarse que el núcleo de la noción del costo laboral lo constituye el salario que percibe el trabajador. En tanto el costo de producción debe ser comparado con los precios de la producción industrial. Por otro lado, en su carácter de indicador del nivel de bienestar de los trabajadores y sus familias, debe compararse con la evolución del nivel de precios de bienes de consumo.
El costo laboral total también incluye otros elementos denominados salarios indirectos, a futuro (jubilaciones) o presentes, como atención de la salud, aguinaldo, indemnización por despido, etc. Estos se financian con aportes y contribuciones sobre los salarios, o haciendo una previsión contable de fondos para hacer frente a tales circunstancias.
El objetivo de este análisis es realizar una comparación entre los costos laborales en la Argentina y otros países latinoamericanos, respecto a los principales países desarrollados. Se busca discutir la hipótesis instalada de que los costos laborales en la Argentina son mayores a los vigentes en otros países y, por consiguiente, es necesario reducirlos como una política eficiente para incentivar el crecimiento del empleo.
Cuando se realiza la comparación entre las contribuciones patronales de diferentes países se puede observar que el nivel vigente en la Argentina es uno de los más bajos después de Chile, que es el de menor contribución patronal del grupo. Más aún, la reducción de estos aportes llevada a cabo por la Ley Nº 25.250 nos posiciona en un nivel muy similar al del país vecino (12,49% vs. 10,4%).
Si se comparan las contribuciones patronales que pagan los empleadores en la Argentina con las vigentes en los países de la OCDE, se observa que son similares a algunos países de la Unión Europea: Grecia, Portugal, Austria, Alemania, Países Bajos y a otros como Finlandia, Turquía y Polonia. Sin embargo, se observa que en algunos pocos países las contribuciones que pagan los empleadores son más bajas que en la Argentina en especial se destacan: Estados Unidos, Inglaterra y Japón.
El proceso de reducción de las alícuotas patronales llevado a cabo durante la década del ‘90 no ha tenido efectos positivos evidentes en el mercado de trabajo. Entre 1991 y 2000, la alícuota de contribución patronal cae 15,2 puntos porcentuales, mientras que, en el mismo período, la tasa de empleo no registrado se incrementa 8 puntos porcentuales.
En síntesis:
n El costo laboral por ocupado es el más bajo desde 1990.
n La productividad por ocupado registra uno de los valores más altos desde comienzos de los ‘90.
n El costo laboral por unidad de producto se encuentra en el nivel más bajo del período analizado.
n En el primer semestre del año, el costo laboral por ocupado fue un 17,3% menor que el registrado en el 2002.
n El incremento de la productividad por ocupado se incrementó un 4,5% entre los años 1991 y 2001, mientras que entre el primer semestre de 2002 y 2003 se incrementó un 13,1%.
n El costo laboral por unidad de producto es un 27,7% menor en el primer semestre de 2003 en relación a igual período del 2003.
Sobre la base de la comparación internacional realizada puede afirmarse que las contribuciones patronales que pagan los empleadores en la Argentina se encuentran entre las más bajas, ya sea con relación a los países latinoamericanos como respecto de los principales países industrializados. Se señala, además, que como medio para fomentar la creación de empleo algunos países de la Unión Europea han adoptado políticas de reducción de las contribuciones patronales, aunque sólo lo han realizado sectorialmente y fijando mínimos de convenio.
La reducción de las alícuotas patronales evidenciada en la década de los ‘90 (125,2% entre 1991 y 2000) lejos de tener el impacto positivo sobre el mercado de trabajo, a las que muchas veces se la asocia, no han impedido el significativo incremento de desempleo ni promovieron la registración de asalariados, en cuanto al trabajo informal creció de manera sustancial, aún en aquellas regiones donde las mismas fueron mínimas.
En el análisis de la industria manufacturera se observa que el costo laboral por unidad de producto se encuentra en su nivel más bajo desde 1990, lo cual se debe a la reducción real del costo laboral por ocupado junto a un mayor incremento en la productividad. Cabe señalar que la caída del salario real ha sido más significativa como reducción de costos para el empresario que como reducción en el poder de compra de los trabajadores.
Con los datos analizados, puede afirmarse que no hay evidencias que permitan sostener la hipótesis instalada de que los costos laborales argentinos son mayores a los vigentes en otros países y puede incentivarse la creación de empleo reduciéndolos.

* Subsecretaria de Programación Técnica y Estudios Laborales del Ministerio de Trabajo.

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