AGRO › EL “MAL DE LA VACA” LLEGO A EE.UU.
Oportunidad para ganar mercados
Por Susana Díaz
La encefalopatía espongiforme bovina (BSE), más conocida como “mal de la vaca loca”, una enfermedad que se vuelve letal al transmitirse a los humanos a través de la ingesta de las productos infectados, amenaza con dejar a Estados Unidos fuera del mercado internacional de carnes, al menos temporariamente. La Secretaría de Agricultura del gobierno de George W. Bush debió reconocer esta semana la existencia del primer caso en su territorio. El hecho, detectado a principios de diciembre, ocurre apenas 7 meses después de que la enfermedad fuera descubierta en Canadá.
La comunidad científica acepta que el mal tiene su origen en una suerte de canibalismo animal derivado de la incorporación a la alimentación de los rumiantes, tradicionalmente vegetarianos, de harinas y derivados de carne y huesos, cambio dietario que permitía un mayor engorde en un menor lapso de tiempo. Cabe recordar que, a diferencia de las prácticas extensivas de la ganadería argentina, tanto en Estados Unidos como en Europa, la mayor parte de los animales son criados en corrales.
Desde que estallara la crisis de la enfermedad en los ‘90, la Argentina estableció además fuertes restricciones para el ingreso de productos cárnicos y derivados provenientes de Estados Unidos, debido a que se lo consideró “un país de riesgo”, en virtud del ingreso masivo de animales y genética desde el Reino Unido, cuna de la enfermedad y donde se registraron la mayor cantidad de las 120 muertes producidas en humanos. El pasado jueves, el Senasa bajó la calificación de Estados Unidos en materia de BSE de “país de riesgo” a “país con casos esporádicos”, lo que en la práctica significará mayores restricciones a las importaciones.
Al momento de evaluar los efectos de la noticia las firmas exportadoras argentinas, en las que los capitales estadounidenses tienen fuerte incidencia, se mostraron cautelosas. Sin embargo, la salida de un oferente tan importante como Estados Unidos podría tener efectos positivos para aquellos países con capacidad para absorber parte del inmenso mercado transitoriamente vacante. Aunque todavía no ha transcurrido el tiempo suficiente para evaluar proyecciones, en el medio queda sin abastecimiento una demanda de carnes estadounidenses de casi 4000 millones de dólares. Fuentes de la Sociedad Rural Argentina consideraron que la competencia por los potenciales mercados vacantes podría traducirse en una baja de los precios internacionales, razonamiento extraño si se considera que, en los hechos, la oferta se retraerá más que lo que pudiera hacerlo la demanda. Por lo pronto alrededor de 20 países ya anunciaron la suspensión de compras a Estados Unidos, entre ellos, los principales demandantes, como México, Canadá, China y Japón.