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Domingo, 18 de abril de 2004

LA RELACION NORTE-SUR EN UN CONTEXTO MUNDIAL CONVULSIONADO

Plantear una nueva agenda

Las diferencias entre un Norte opulento y un Sur de miseria plantean una relación desigual al presentarse modelos de integración.

Por Omar C. Spinelli *

El Sur y el Norte existen. Algunas diferencias son reales y otras, de percepción. El Norte se asocia a la riqueza, al crecimiento, a las nuevas tecnologías, en una palabra, a la modernidad, mientras que el Sur se vincula con el hambre, la pobreza, las grandes poblaciones, los recursos naturales inexplotados, en otras palabras, con el atraso. Estas diferencias aparecen a pesar de la creación política de cortinas para no ver afuera y continuar el camino que beneficia sólo a los detentadores de las ventajas competitivas ya construidas, o con acceso a privilegios.
Desde el Sur, Latinoamérica debe avanzar con políticas de complementación, pero desde nuestra propia realidad e idiosincrasia, desde nuestras fortalezas, muchas de ellas diferentes a las del Norte. Porque tenemos vocación de llegar a estar como esos países, pero como Sur debemos encontrar la forma de crecer y desarrollarnos con una visión independiente y no confrontativa, desde una posición “yo gano, tú ganas”.
El Norte está unido por ideas económicas, políticas y sociales; por mercados. En cambio, el Sur no lo está. A veces por la falta de vocación interna de integrarnos, originada en la visión sustentada por algunos países del Norte de “dividir para reinar” y otras, por la avaricia y egoísmo de quienes, teniendo ventajas competitivas, no las comparten y sólo producen discursos empalagosos pero vacíos de contenido.
Los lazos de mayor interdependencia entre las naciones, las nuevas exigencias de la seguridad, el boomerang de la deuda, así como la aceleración del deterioro ecológico requieren una relación más positiva entre el Norte y el Sur, en definitiva, una nueva era de cooperación para el desarrollo. La formulación de este modelo, no obstante, debe vincularse con una revisión del conjunto de las relaciones Norte-Sur y de las estructuras de poder vigentes, así como alumbrar un proceso de desarrollo e integración alternativo a la globalización económica.
Es imperioso promover la comprensión de los problemas de crecimiento y del proceso de transnacionalización. Y al mismo tiempo, hay que fomentar el desarrollo de actitudes, habilidades y valores para trabajar conjuntamente por un mundo más equitativo. Es cada vez más necesario educar para crecer, en el marco de un proceso orientado a la concientización, la reflexión crítica y la activación de respuestas en el terreno de la acción. A pesar de la tendencia creciente al individualismo en las sociedades desarrolladas, se trata de construir la formación de la persona desde una opción sociopolítica que permita integrar la dimensión individual y colectiva.
La verdadera integración se produce cuando los pueblos se acercan a partir de su cultura, sus costumbres, su folklore porque más que los Estados debe relacionarse la gente. Y entender nuestras diferencias nos ayuda a integrarnos. Hay que trabajar para que un industrial se junte con el del país vecino, y no sólo el funcionario que lo representa con el político del otro lado de la frontera. Esto se logra con la transnacionalización y no con la internacionalización. Para integrarnos, hay que conocernos, ver los valores del otro, admirarlos y aprender. De esta manera, se cambia la actitud y en poco tiempo aparecen las esencias, porque la transnacionalidad se construye de abajo hacia arriba.
La Fundación del Sur para la Integración comenzará a trabajar en esto desde la órbita de los negocios y la educación. No hay que pensar en términos de facilitar el desarrollo de un país en detrimento de otro, porque sería sacarle el trabajo a la gente. La clave fundamental consiste en una integración que garantice, no el crecimiento de la región, sino el de las personas que viven en ella. Para lograrlo, podemos hacer alianzas o buscar nuevos mercados, ir juntos al ALCA, a Europa o a China porque, a través de la complementación, ganamos todos.

* Presidente de la Fundación del Sur para la Integración.

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“Se requiere una relación más positiva entre el Norte y el Sur”, afirma Spinelli.

Opinión / integración

“El Sur y el Norte existen. Algunas diferencias son reales y otras, de percepción.”

“El Norte se asocia a la riqueza, al crecimiento, a las nuevas tecnologías, en una palabra, a la modernidad.”

“El Sur se vincula con el hambre, la pobreza, las grandes poblaciones, los recursos naturales inexplotados, en otras palabras, con el atraso.”

“Latinoamérica debe avanzar con políticas de complementación, pero desde nuestra propia realidad e idiosincrasia.”

“El Norte está unido por ideas económicas, políticas y sociales. En cambio, el Sur no lo está.”

 
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