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Por Luciano Bombaci *

Caro Nicola:
Ante todo quiero que por tu intermedio me devuelvan 100 pesos y un sobretodo apolillado de mi viejo, que después de la Segunda Guerra Mundial les mandó a mis abuelos residentes en tu país. Mi papá era uno más de los inmigrantes italianos que vinieron a hacerse la “América”. Y la hicieron con esfuerzo, sacrificio, trabajo y mucho amor al prójimo, sea quien fuere. Tanto mi papá como mi mamá nos enseñaban que no se debía echar en cara aquello que se regalaba. Nosotros vivíamos en el barrio de Villa Soldati de esta Capital Federal, que en ese entonces se encontraba bastante despoblado, frecuentemente inundado y sin pavimento. Mi viejo, de oficio peluquero, formó con mi vieja una familia numerosa de seis hijos. El firmante de esta carta era prácticamente el primogénito, ya que el dos años mayor falleció en el ‘45. En nuestra casa éramos estructuralmente pobres de acuerdo a los parámetros actuales. Estábamos bajo la línea de la pobreza y no sé si de la indigencia.
Voy a comentar, para vos Nicola, para refrescarte la memoria, que con mucho esfuerzo y más que todo con el recorte de nuestra cuota alimentaria mi viejo decidió enviar a Italia, para mis abuelos, 50 pesos primero y luego otros 50 pesos y alguna ropa usada, que mucho no nos sobraba. Dada la terrible miseria ocasionada por la guerra recuerdo que pedían frazadas y como no teníamos que nos sobre, aceptaban sobretodos viejos para abrigarse en la cama. Entonces enviamos uno apolillado, que espero que al nostro caro Nicola le haya quedado una parte pequeña para cubrirse aunque sea el rabo.
Sabemos que usted señor, como representante de bonistas de la deuda argentina en default, nos está apretando para que no hagamos ninguna quita de la misma. Yo le aconsejaría que vaya a cobrar los bonos de la Enron y ya que está cerca, también a Parmalat, para ver qué porcentaje le van a pagar.
Somos conscientes de que se contrajo una deuda (bastante discutible en su forma y origen), hecho que la mayoría de los argentinos no somos responsables.
Lo que no decís mio caro Nicola es que vos cobraste comisiones por bonos hoy cuestionables por ustedes y que toda la banda de “economicidas”, lobbistas de afuera y gerentes de adentro que tienen nombre y apellido se pasean por todos lados con mucha tranquilidad. Y vos también eras uno de ellos. Fueron los que en los ‘90 mostraban al mundo a nuestro aspirante a “Monarca Medieval” como ejemplo del éxito obtenido por el neoliberalismo y que nos llevaría al “Primer Mundo”.
Propongo humildemente crear una Conadep para la corrupción en nuestra patria, así como se hizo con la dictadura militar. Aquí, la dictadura del mercado produjo y produce aún muchos muertos, principalmente en la primera década de la vida por enfermedades evitables (desnutrición, infecciones, parasitosis, etc.) y que lamentablemente en algunos casos los daños son irreversibles porque en esa franja estas enfermedades producen lesiones cerebrales, casi sin solución. Ese fantasioso Primer Mundo se convirtió en realidad en Tercero o Cuarto, con consecuencias impredecibles para el futuro de nuestros compatriotas.
También quiero agregar un tema de este tiempo y que es consecuencia de las dictaduras mencionadas: la inseguridad. Se ha movilizado gran parte de la clase media y creo que deberíamos movilizarnos todos, por supuesto que por Axel, pero también por muchos de los niños que se nos mueren por día, que son también nuestros hijos porque no debe haber muertos de primera y muertos de segunda, según el criterio “bushiano” que quieren imponer en el mundo.
Perdóname Nicola que me fui de tema. Vos sos un lobbista y nuestros italianos en su inmensa mayoría no lo son. Digo nuestros, porque mi sangre es pura del país del Dante, pero mi todo, como decía también mi padre, es argentino y deseaba que lo entierren aquí a pesar que hay hechos que a veces duelen.

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