AGRO › AUTOPRODUCCIóN DE ALIMENTOS EN PEQUEñA ESCALA
Trabajar en la propia huerta
Por Susana Díaz
La autoproducción de alimentos en pequeña escala es una alternativa milenaria y eficaz para complementar la dieta humana. Se trata de una posibilidad tradicional y habitual en zonas rurales que determina que la pobreza en estas regiones asuma formas mucho menos violentas que en las zonas urbanas. Este criterio simple está en la base del programa ProHuerta, un plan educativo de huerta orgánica destinado a la población de menores recursos que destina entre el 60 y el 80 por ciento de sus ingresos a la adquisición de alimentos, pero también a quienes quieran autoproducir sus alimentos. Si bien llega también a zonas rurales, su foco principal está puesto en los centros urbanos, donde muchas veces pasan inadvertidos terrenos con capacidad potencial para la producción de alimentos, como patios, baldíos o áreas lindantes a ferrocarriles.
El proyecto, que ya lleva una década, permitió a muchas familias acceder durante todo el año a alimentos sanos y económicos. Por tratarse de cultivos orgánicos, sin el uso de ningún tipo de agrotóxicos, los participantes no sólo tuvieron la posibilidad de reducir sus gastos en alimentos sino también de comer más saludablemente y con productos de mejor sabor. El plan, instrumentado a través del INTA y el Ministerio de Desarrollo Social, proporciona además una forma de empleo autogestionado logrando una nuevaalternativa productiva con tecnología con escasa demanda de insumos externos y bajo impacto ambiental, que además aporta a la participación comunitaria.
Desde su implementación, ProHuerta demostró que no sólo cubre las necesidades de alimentación sino también otras necesidades humanas, como la participación comunitaria. Otro valor agregado del programa son las capacidades y habilidades que quedan instaladas, la educación alimentaria y ambiental, y el aprovechamiento y la conservación de alimentos.
El plan organiza su operatoria en dos campañas anuales: otoño-invierno y primavera-verano. En ambas se entrega a los beneficiarios una colección de semillas hortícolas tipo –doce especies– que permiten trabajar una huerta familiar de 100 metros cuadrados y contemplar el consumo de hortalizas frescas para una familia de cinco integrantes. Los datos preliminares de la campaña primavera verano 2003-2004 muestran que las huertas asistidas fueron cerca de 490 mil. De ellas, el 76 por ciento fueron huertas familiares, el 13 por ciento escolares y el 11 por ciento restante, comunitarias. Los beneficiarios fueron 3,4 millones de personas, de las cuales el 21 por ciento fueron desocupados, el 11 jubilados y un 14 por ciento mujeres jefas de hogar.