Según un relevamiento realizado en los Estados Unidos por la consultora de recursos humanos Manpower, las mujeres ganan un 37 por ciento menos que los hombres en las mismas posiciones. No hay ningún relevamiento que permita extrapolar ese cuadro al mercado argentino, pero, según explicó a Cash Alfredo Fagale, gerente general de la filial local de aquella firma, tampoco hay elementos para descartar esa discriminación.

¿Existe en Argentina esa diferencia salarial en detrimento de la mujer?

–No puedo asegurarlo. No tenemos la sensación de que se pide cubrir una posición con un hombre o una mujer, en relación con la voluntad de pagar más o menos. Lo cierto es que todavía hay una tendencia a buscar hombres para tareas gerenciales de más responsabilidad. Pero no tiene que ver con una desvalorización de la mujer sino que existen más profesionales masculinos formados y con experiencia para esos puestos.

¿Como estudiantes las mujeres tienen más calificación que los varones?

–Lo que notamos es que cada vez más se exige que el postulante haya tenido una buena carrera universitaria: resulta relevante el promedio o el tiempo en el que obtuvo el título, sobre todo en el personal gerencial. Curiosamente también se requiere alguna experiencia, aunque hay cierta incompatibilidad entre ambas exigencias. Y es más frecuente que los hombres hayan trabajado durante sus estudios que las mujeres. La realidad es que los puestos gerenciales son ocupados por hombres.

¿Por el resultado de la búsqueda o por imposición del empleador?

–Es muy difícil que una empresa excluya expresamente la postulación de mujeres. Pero yo diría que cada vez se reconocen más los rasgos valiosos femeninos, como manejarse mejor con grupos, ser más serenas y racionales para juzgar situaciones laborales, al margen de cuestiones personales.

La proporción de mujeres desocupadas es mayor que la de los hombres, según las mediciones del Indec. ¿Esto es porque en los últimos años se incorporaron más al mercado de trabajo o porque les cuesta más encontrar empleo?

–Creo que hay una mezcla de ambas cosas. Todavía falta un trabajo cultural sobre el empresariado para valorar las ventajas femeninas en contra de otras que van en su desmedro, como la responsabilidad familiar. ¿Hubo una degradación en el nivel educativo, al margen de las diferencias por sexo?

–En algunas disciplinas sí, en particular en tareas técnicas. Los egresados requieren una recapacitación, algo que no ocurría hace veinte años. Hay pocos egresados y los recién recibidos no tienen el perfil adecuado, algo que surge de estudios que hicieron empresas que demandan personal calificado en este rubro. Por eso algunas empiezan a tomar personal part time para formarlo.

¿Qué está pasando con el nivel de remuneraciones ofrecidas?

–Vienen incrementándose: entre el 2003 y el 2004 mejoraron entre un 20 y un 25 por ciento. Ahora hay mucha movilidad de salarios y de personal: existe una disputa de empleados con ofertas de mejores remuneraciones, algo que no ocurrió en los últimos años por la alta desocupación. Esto está haciendo rever a las empresas su política salarial y de retención del personal. Está empezando a ocurrir lo que es normal que suceda.

¿Qué otro momento de la historia reciente es comparable al actual?

–En cuarenta años vivimos varias. Todas las salidas de recesiones son parecidas a ésta. En el ‘95 hubo recesión a partir del Tequila. Se recuperó fuerte en el ‘97 y ‘98 y luego volvió a caer.

¿Existen posiciones con sueldos dolarizados?

–En el sector petrolero, que es un mundo aparte. Paga remuneraciones de otro país. Además en las provincias petroleras no hay tanta mano de obra disponible, lo que empuja hacia arriba las remuneraciones.

El petrolero está en la cúspide, ¿qué sector se ubica en la base?

–El que tuvo menos movilización salarial fue el sector financiero. Pero todas las actividades, en general, tuvieron mejoras, bien sea por los decretos oficiales o por decisión de las empresas.