Domingo, 29 de octubre de 2006 | Hoy
EL BALLOTTAGE EN BRASIL Y LA EXPERIENCIA DE GOBIERNO DEL PT
Lula no realizó cambios en el régimen económico, pero otorgó mejoras distributivas marginales. Incorporó cuadros políticos al Estado que no pertenecen a la elite del poder.
Por Natalia Aruguete
Desde Londres.
El brasileño Alfredo Saad Filho, investigador de la Universidad de Londres, sostiene en diálogo con Cash que los comicios de hoy muestran un país dividido. Afirma que “durante el período militar, la política económica militar en Brasil es un proyecto desarrollista mientras que en Argentina es liberal. Por razones distintas, estos proyectos militares fracasan y pierden legitimidad. Y surge, en ambos países, un movimiento popular que demanda democracia política y democracia económica. Este movimiento presiona tan fuerte al Estado que lleva al surgimiento de un pacto de elites que organiza una transición estable. Se consigue democracia política a cambio de que no haya democracia económica”.
¿Cómo compara ambos procesos?
–La transición democrática es un pacto más evidente en Brasil que en Argentina y la transición neoliberal en Brasil es más gradual que en Argentina. La concordancia con el proyecto neoliberal se compró con bienes de consumo, como compensación por no considerarse la democracia económica. Ese proyecto fracasó porque es insostenible desde el punto de vista económico. Pero el sistema político que da sustentación a esta hegemonía neoliberal persiste porque la democracia es paradojal: respeta los derechos civiles, individuales y es esencial para la realización del potencial humano, pero por su propio funcionamiento fragmenta la oposición porque fomenta el surgimiento de intereses específicos que pueden avanzar sólo con acuerdos políticos. La actual democracia es antagónica con grandes programas de transformación social. Por ejemplo, el PT de Brasil es la convergencia de muchas plataformas políticas. Y en el gobierno logra hacer poco porque negocia para conseguir un mínimo aceptable para la mayoría.
¿Cuáles son las consecuencias de esta limitación de la democracia?
–Pérdida de legitimidad del Estado democrático, que se torna gradualmente neoliberal. El Estado es democrático formalmente pero no responde a las presiones de masa, la política no cambia ni cuando se vota por otra plataforma, ni siquiera cuando fracasa. La consecuencia es el progresivo vaciamiento del Estado y la continuidad de un proceso de alienación social que separa la elite de la masa de la población.
¿Como evalúa las últimas elecciones en Brasil?
–Muestran un país dividido como no se veía desde Vargas. Esta fragmentación social aparece en la composición del Congreso y va a forzar a cualquier presidente electo a negociar permanentemente.
Según su planteo, pareciera que el gobierno de Lula no revirtió la fragmentación social en Brasil.
–No había intención de modificar estructuralmente la economía y, sin eso, no se revierte la fragmentación social. El gobierno de Lula sólo hizo que el neoliberalismo funcione más cálidamente y distribuye marginalmente los frutos del neoliberalismo. Y la impresión de que el PT era un partido de izquierda que intentaría una transformación social no es verdad, no corresponde a la realidad del PT desde 1989.
Lula tuvo mayoría en las regiones más pobres del país.
–Porque tiene una empatía con la masa pobre de la población del Brasil. La mayoría de la población ha conseguido mejoras distributivas marginales, aunque significativas para ellos. Y el carácter del Estado cambió. Se dice que el PT colocó en el Estado cerca de 10 mil personas de los movimientos sociales. Por un lado es muy negativo porque el movimiento social fue secuestrado por el Estado. Por el otro es la primera vez que la gente pobre tiene experiencias personales con los que están en el poder. Esa es una de las razones por las que la elite brasileña está contra Lula, aunque sus políticas económicas favorezcan a la elite. Es que la gente del PT no es parte de la elite, y la elite demanda el monopolio del poder.
¿Por qué entonces Lula no ganó en primera vuelta?
–Por esa división social y política y por la presión violentísima de la prensa por los escándalos de corrupción, pero es la misma prensa que trató escándalos mucho mayores de Fernando H. Cardoso con menos seriedad y ahora se proponen desmoralizar al gobierno de Lula. Frente a los escándalos de corrupción de Cardoso, los funcionarios actuales son amateurs. Eso no los disculpa, pero se debe notar la diferencia entre los escándalos y la repercusión que tuvieron.
• “La transición democrática es un pacto más evidente en Brasil que en Argentina y la transición neoliberal en Brasil es más gradual que en Argentina.”
• “La actual democracia es antagónica con grandes programas de transformación social.”
• “Hay una pérdida de legitimidad del Estado democrático, que se torna gradualmente neoliberal.”
• “El gobierno de Lula sólo hizo que el neoliberalismo funcione más cálidamente y distribuye marginalmente los frutos del neoliberalismo.”
• “La mayoría de la población ha conseguido mejoras distributivas marginales, aunque significativas para ellos.”
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