NOTA DE TAPA
› Por Roberto Navarro
En el Ministerio de Economía están trabajando para presentar en sociedad antes de fin de año un banco de desarrollo nacional, para financiar planes de inversión productiva a mayores plazos y menores tasas de interés. Cash tuvo acceso exclusivo al paper presentado por Economía al presidente Néstor Kirchner, quien ya lo aprobó, en el que se describen los rasgos principales que darán forma a la nueva entidad. La base será el actual banco BICE, con nuevo estatuto, directorio y objetivos, que operará en sociedad con la banca privada. En Economía aspiran a comenzar en diciembre con un capital disponible de 2500 millones de dólares. Fondos que esperan sumar de un crédito del BID más el stock actual del BICE e inversiones de las AFJP. También se estudia la creación de un impuesto especial para financiar el sistema. Aunque aún no se definió exactamente la tasa de interés de estos créditos, se estima que un préstamo en pesos a un plazo de diez años no superaría el 8 por ciento. Y que el plazo máximo será de quince años.
Tanto el Presidente como el ministro de Economía, Miguel Peirano, apuestan a mejorar la oferta de crédito a largo plazo y tasas competitivas para que las empresas locales aumenten su producción y así incrementen la oferta disponible en el mercado interno. Piensan que con más bienes se cubrirá la demanda creciente y, entonces, cederá la inflación. A la vez, con créditos más baratos, las compañías también podrán mejorar su competitividad externa para no depender exclusivamente de un tipo de cambio alto. Además, Peirano cree que de esta manera el Estado tendría una herramienta para manejar una estrategia productiva, orientando los créditos en mejores condiciones hacia los sectores que por cuestiones de avances tecnológicos, laborales o de precios resulten prioritarios. Por ejemplo, en este momento, estima que se podría apuntalar la cría de ganado, la producción de leche o la industria autopartista.
El sistema de trabajo diseñado por Economía es el siguiente: el BICE llamaría a licitaciones periódicas por un cupo de créditos; los bancos presentarían los montos, plazos y tasas a los que están dispuestos a operar; la entidad estatal elegiría las mejores ofertas. A partir de ahí comienza la operatoria con las entidades elegidas. Los clientes pueden operar con los bancos privados o con el BICE. Si van a una entidad privada, ésta envía la solicitud al BICE, que, según su perfil estratégico, le asigna un plazo y una tasa y se lo devuelve al banco privado; éste realiza el análisis de riesgo y, si está aprobado, otorga el crédito. La primera mitad del crédito la cobra el banco privado y la segunda, el BICE. Por ejemplo, si el préstamo es a diez años, los primeros cinco cobra sólo la entidad privada y los últimos cinco el BICE.
A su vez, el BICE abrirá sucursales en todo el país para operar directamente. Es decir que los créditos también podrán tramitarse directamente en este nuevo banco de desarrollo. En este caso, el banco estatal, luego de asignarle las condiciones de plazo y tasa según el valor estratégico de la inversión, lo envía al banco privado para que realice el análisis de riesgo y, si es aprobado, vuelve al BICE y se realiza la operación desde las oficinas de la entidad estatal.
En el mundo hay muchos casos de bancos de desarrollo exitosos y todos son del Estado y operan sin asociarse con la banca privada (ver nota aparte). En Argentina, el mal recuerdo del Banade, el banco de desarrollo que terminó quebrado en 1992 con una cartera de morosos incobrables por prestamos a amigos del poder sin suficientes garantías, hizo que Economía evalúe otro sistema. En el proyecto oficial se sostiene que al asociarse con un banco privado, el nuevo banco de desarrollo se asegura que el análisis de riesgo va a ser realizado por líneas gerenciales que responden a accionistas y pagan con sus puestos por errores. Muy distinto al accionar de los burócratas que manejaron el antiguo Banade.
En Economía quieren comenzar las operaciones con un capital de 2500 millones de dólares. Al dinero disponible en el BICE, esperan sumar inversiones de las AFJP. Estas tienen que colocar entre 5 y 20 por ciento de sus activos en inversiones productivas y la mayoría se ubica en la banda inferior de ese rango. El capital faltante se completará con un crédito del BID. Así, si el llamado a licitación de los bancos es exitoso y se juntan otros 2500 millones, habría 5000 millones de dólares disponibles para comenzar a financiar proyectos de inversión a plazos de hasta 15 años a tasas de un dígito.
Aunque en la actualidad no sea un problema porque el dólar tiene un precio alto y es manejado por el Banco Central con relativa tranquilidad, en el largo plazo el fondeo en moneda extranjera con organismos internacionales y los préstamos en pesos puede resultar peligroso. Por eso en la cartera económica no descartan, en una segunda etapa, avanzar con un impuesto que financie los fondos que el banco necesita. Un sistema similar al que existe en Brasil.
El apuro del Presidente para que el nuevo banco de desarrollo esté en funcionamiento está directamente relacionado con el problema inflacionario. El diagnóstico que le brindó su nuevo ministro de Economía es que la principal razón de los aumentos de precios es la falta de oferta de bienes ante una demanda cada vez más vigorosa. Para que esa demanda tenga respuesta es necesaria una mayor inversión y para eso es imprescindible que existan líneas de crédito a largo plazo y a bajas tasas. La crisis financiera desatada en las últimas semanas fue el detonante para que Kirchner decida apurar el trámite. Aunque el Estado no esté apurado por financiarse, las empresas sí. El encarecimiento del crédito internacional amenaza con detener varios proyectos en danza y el nuevo banco de desarrollo sería la salida más rápida a esa restricción.
Pero esa situación es sólo la coyuntura. En su propuesta, Peirano le explicó al Presidente que al manejar esos créditos, el Estado se convierte en un “planificador del rumbo productivo”. El paper explicita que así “el Estado puede analizar, decidir y poner en marcha un plan estratégico de desarrollo compatible con las necesidades del país, buscando un crecimiento tecnológico con equilibrio geográfico y con desarrollo de alto valor agregado”. A su vez, el ministro piensa que, al ser el Estado el principal financista de las empresas aumentará fuertemente su poder de negociación en temas tan delicados como, por ejemplo, la conformación de precios. Como en otros casos, la ambición del Gobierno de intervenir en los mercados choca con la escasa capacidad de gestión del Estado. Si bien el BICE es el banco con mayor calificación crediticia del país, sólo cuenta con un plantel de 170 personas y un patrimonio neto de 1040 millones de pesos. Habrá que ver andar al todavía lento y poco preparado Estado en sociedad con la siempre veloz banca privada para observar los resultados del nuevo banco de desarrollo.
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