Domingo, 3 de febrero de 2008 | Hoy
LA CRISIS EN EE.UU. Y LOS COMMODITIES
La probable recesión en los Estados Unidos abre interrogantes sobre la evolución de los precios de los commodities.
Por Claudio Scaletta
Los economistas profesionales encontraron que el principal mecanismo de transmisión de una improbable crisis internacional sobre la economía local residía en la evolución de los precios de los commodities. Dado que, según los datos del Intercambio Comercial Argentino en 2007, casi el 70 por ciento de los 56 mil millones de dólares exportados (registrados) fueron commodities o casi (resto de las MOA), la cadena de transmisión no es menor. Una cuenta rápida muestra que una también improbable caída del 10 por ciento en los precios significaría una merma de unos 4000 millones de dólares. Si se asume un terremoto externo que reduzca también las cantidades, la baja de ingresos podría duplicarse o triplicarse, aunque la cuenta demandaría introducir también las variables cambiarias euro/dólar. ¿Alcanzarían estas caídas para inducir turbulencias internas? ¿O son posibles estas bajas?
En un mundo en el que el capital financiero se encuentra “autonomizado” de la parte real de la economía, los llamados “vuelos hacia la calidad” (fly to quality) de los activos, propios de períodos de incertidumbre o cambios de expectativas, dan lugar a fuertes transacciones que pueden provocar estragos sobre algunas cotizaciones. Argentina, cuando su régimen económico era absolutamente dependiente de la entrada de capitales y de la colocación de deuda a cualquier precio, sufrió potenciados todos los sacudones, desde los efectos Tequila y Caipirinha hasta las crisis del sudeste asiático.
Dada la experiencia del pasado, parece lógico preocuparse. Pero vale considerar que los activos actualmente en juego son cualitativamente diferentes. No es lo mismo bonos externos con tendencia al default que mercancías reales con demanda sin fisuras. O dicho de otra manera: no es lo mismo necesidad de financiamiento para mantener el ingreso de capitales demandado por una cotización monetaria ficticia, que variaciones en los ingresos del comercio exterior de bienes reales.
La pregunta clave, tanto para el campo como para la economía, es qué sucederá con los precios de los commodities. Algunos de los papers que circulan por la city sostienen que la turbulencia internacional podría traducirse en menor liquidez mundial por la natural búsqueda de refugio de los capitales especulativos. Agregan que los precios de los commodities crecieron en los últimos siete años no sólo impulsados por la mayor demanda, sino también por la mayor liquidez, lo cual es casi una obviedad en períodos de expansión. Por lo tanto, sería esa menor liquidez, antes que la merma de la demanda por causas reales, la que ya habría inducido un punto de inflexión en las cotizaciones. Claro que cuando esas afirmaciones se contrastan con la evolución de los precios en la bolsa de Chicago, el punto de inflexión resulta sólo matemático: el crecimiento es más lento, pero continúa.
Además, el precio de la soja sigue influido por la baja del stock mundial. De acuerdo con las cifras reseñadas esta semana por la consultora abeceb.com, el stock actual es del 8,8 por ciento del consumo mundial y sólo alcanzaría para cubrir la demanda de 32 días. Hace un año, este stock era el triple. El panorama futuro es que el área sembrada con soja se reducirá notablemente este año. Un 18 por ciento sólo en Estados Unidos. Los productores decidieron volcarse al maíz, que, como se sabe, es demandado para la fabricación de etanol, lo que hizo que en 2007 pegue un respingo de más del 50 por ciento. La demanda de etanol proviene fundamentalmente de Estados Unidos. Una caída de la economía estadounidense reduciría esta demanda, pero los especialistas aseguran que para que ello suceda debería producirse una recesión brutal. Por otra parte, el stock actual de maíz en el mundo alcanza para una demanda de 45 días, mientras que en 2005, por ejemplo, se cubrían 75 días.
La molienda de granos acumulada a noviembre del año 2007 respecto de igual período del año anterior fue 13,2 por ciento superior para el trigo, 8,4 para la soja y 2,4 para el maíz, pero inferior en 15,3 por ciento para el girasol, informó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Durante 2007, las exportaciones de frutas frescas fiscalizadas por el Senasa sumaron 1.563.855 toneladas por 935.731.000 dólares, mostrando un crecimiento del 12 por ciento en volumen y del 22 por ciento en divisas, con respecto a los envíos de 2007.
Esta semana, la Secretaría de Agricultura dispuso la reapertura de los “Registros de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior” de trigo y de maíz.
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