Domingo, 6 de julio de 2008 | Hoy
AGRO > PRECIOS INTERNACIONALES Y PERSPECTIVAS PARA PROXIMAS COSECHAS
En el caso de la soja, el aumento de ingresos en dólares fue de más del 13 por ciento y en el del girasol, de casi el 21 por ciento con respecto a noviembre, mes de la siembra.
Por Claudio Scaletta
Mientras continúan los cabildeos para aumentar las crecientes concesiones a prósperos empresarios, es buen momento para volver al orden de la economía. Hay algunos números de los que, por la fuerza de las circunstancias, dejó de hablarse. Por ejemplo: ¿cuánto recibían los empresarios del campo por sus productos antes del 11 de marzo y cuánto reciben hoy con el nuevo esquema arancelario?
De acuerdo a la reseña presentada en el último informe de Estudio Bein, en el caso de la soja el precio FAS recibido, es decir el FOB declarado neto de las retenciones, era en noviembre de 262 dólares la tonelada, y hace una semana, de 297 dólares. La elección de noviembre de 2007 como base se debe a que fue en dicho mes cuando se decidió el penúltimo aumento de arancel. La aclaración de que el cálculo con retenciones móviles fue realizado hace una semana se debe a que la inflación de los commodities es tan galopante que ya hubo cambios y la oleaginosa siguió trepando.
El precio FAS del girasol pasó en el mismo período de 292 a 353 dólares. En el caso de la soja, entonces, el aumento de ingresos en dólares fue de más del 13 por ciento y en el del girasol, de casi el 21 por ciento. Es verdad que cuando el exportador liquide las divisas obtenidas, la revaluación cambiaria azuzada por el bloqueo de rutas por más de tres meses significará alrededor de un 5 por ciento menos de pesos, pero aun así la cuenta continúa positiva.
¿Es este cambio de reglas el que alteró los cálculos de inversión e ingresos futuros hechos al momento de la siembra? ¿El empresario invirtió para ganar más y ahora gana menos?
El FAS recibido por el maíz, en tanto, pasó en el período de 125 a 179 dólares la tonelada, un 43 por ciento más. En el caso del trigo el salto fue de 211 a 259 dólares, casi el 23 por ciento.
¿Son estas señales de precios las que desincentivan la inversión para las próximas cosechas? ¿Son estos nuevos valores los que ahora llevarán a la desaparición a “los pequeños productores”?
Con 43 y 23 por ciento de aumento de los precios internos en productos básicos de la canasta alimentaria, ¿queda la economía local completamente blindada de los aumentos de los precios internacionales?
La historia de las retenciones dice que fueron establecidas para evitar el impacto de la devaluación sobre los precios internos. Como las devaluaciones significan transferencias de recursos en desmedro de los salarios, las retenciones fueron el instrumento para que el sector público comparta con los exportadores el diferencial positivo y, de paso, para disminuir, vía precios internos menores que los internacionales, el impacto salarial de la devaluación.
Los últimos aumentos del arancel externo, en cambio, tienen una naturaleza distinta. Las alícuotas no se suben sólo para recaudar más por una vía que, vale recordarlo, es progresiva, sino especialmente debido a la aceleración de los aumentos de los precios internacionales. Ello explica que las decisiones de ajuste se concentren en febrero y noviembre de 2007 y marzo de 2008. El esquema móvil, que ya se había aplicado de manera mucho más estricta en el sector petrolero en noviembre pasado, buscó adicionalmente evitar constantes ajustes (y conflictividad) frente a un escenario de precios internacionales que seguirán en aumento.
De todas maneras, el efecto recaudatorio no debe desdeñarse. En 2006 se recaudaron por retenciones 14.712 millones de pesos; en 2007, 20.450 y para 2008 se proyectan 47 mil millones, 2,3 veces más. De este total, la producción primaria aportará cerca de 14 mil millones y las MOA, 23 mil. Es decir que el bloque agroexportador sumará 37 mil millones frente a 15 mil aportados en 2007. Es difícil imaginar que un sector resigne 22 mil millones de pesos sin patalear.
El ajuste fiscal de 649 millones de dólares que la Oncca reclama a las exportadoras es sólo por los porotos de soja a granel. La cifra sería más elevada cuando la inspección se extienda a pellets, granos, aceites y harina de soja.
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