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Domingo, 29 de septiembre de 2002

RECLAMOS DE LOS POSEEDORES DE TITULOS DE LA DEUDA IMPAGOS

La paciencia tiene un límite

Organizaciones que agrupan a dueños de bonos argentinos en cesación de pago dicen que aceptarían quitas si también se las aplican a la deuda con el FMI y Banco Mundial.

Cash en Gran Bretaña
Por Marcelo Justo, desde Londres

Los tenedores de deuda argentina en Europa esperan el acuerdo con el FMI con la misma ansiedad que el gobierno de Eduardo Duhalde. Entre tanto escuchan con sorpresa que varios candidatos presidenciales, cuyos nombres desconocen, anticipan una reestructuración de la deuda con una quita del 40 al 50 por ciento. Mientras el director de la alemana DSW, Ulrich Hocker, se opone a una iniciativa de este tipo, el secretario general de la SITI (Sindicato Italiano per la Tutella del Investimento), Domenico Bacci, la acepta como punto de partida, aunque aclara que “tendremos que consultarlo con los miembros de nuestra organización”. En última instancia los dos son “realistas”. “Mientras no haya un acuerdo con el FMI va a ser muy complicado. Esperamos que para noviembre suceda algo en este sentido”, señaló a este diario Hocker.
Los miembros de las dos organizaciones formaron parte del festival de bonos de los llamados “mercados emergentes” que prometían, en esa explosión de triunfalismo capitalista posguerra fría que fueron los ‘90, suculentos dividendos a cambio de invertir en el mundo en desarrollo. Unos diez años más tarde más de 50 mil millones de dólares de la deuda externa argentina se encuentran en manos de tenedores de bonos distribuidos por Estados Unidos, Europa y Japón. Según el Boletín Fiscal del Ministerio de Economía del primer trimestre de este año, unos 20 mil millones de dólares de la deuda están en dólares, seguramente con inversores estadounidenses; unos 25 mil millones se encuentran en euros, y hay un equivalente a casi siete mil millones de dólares en yenes con inversores japoneses.
La alemana DSW y la italiana DISI son dos de los principales referentes de los tenedores de bonos argentinos en Europa. Ambas organizaciones se reunieron por separado en Londres con el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen. La DSW representa a un 10 por ciento de los tenedores germanos de deuda argentina, equivalente a 700 millones de dólares. Por su parte, la DISI, en nombre de unos cien acreedores italianos por unos dos millones de euros, fue al encuentro acompañada por otras dos organizaciones: el ABBI, que representa a bancos italianos, y el estudio legal Comitato. En la reunión Nielsen les aseguró que el gobierno se comprometía a iniciar negociaciones para una reestructuración de la deuda apenas se cerrase el acuerdo con el FMI.
Semanas más tarde, en diálogo con Cash, los acreedores se mostraron aliviados de que finalmente se hubieran iniciado los contactos. “Intentamos abrir un diálogo desde el principio de la crisis, pero durante mucho tiempo lo único que escuchábamos era que no se podía hacer nada”, señaló a Cash la encargada de relaciones públicas de DSW, Petra Küll. La situación de los italianos es aún más compleja porque los bonos, por un monto total superior a los 10 mil millones de dólares, están repartidos entre unas 350 mil personas. Pero el secretario general de la SITI se mostró conforme con el resultado del encuentro. “La posición del gobierno fue que Argentina quería cumplir con el pago de la deuda, pero que estaba pasando, como todos sabemos, una situación económica muy difícil. Primero necesitaba un acuerdo con el FMI”, puntualizó Domenico Bacci.
El acuerdo es fundamental para la estrategia que se plantean esas organizaciones que representan sólo una porción de los tenedores de bonos.
El centro de esta política es privilegiar la negociación sobre el litigio por una razón muy básica y práctica: no hay suficientes bienes para cobrarse la deuda con embargos. Las privatizaciones arrasaron con compañías como Aerolíneas o YPF; las embajadas son inembargables y las exportaciones están en manos privadas, a diferencia de otros países como Chile, cuyo principal producto de exportación, el cobre, sigue en manosdel Estado, aun después de 18 años de fundamentalismo de mercado pinochetista.
“A pedido de nuestros miembros, chequeamos la posibilidad de iniciar una acción legal. El problema es que hay muy pocos activos argentinos para recuperar el importe. Desde ya, no suficiente para todos”, señaló a Cash Petra Küll de DSW.
A pesar de estos obstáculos, hay tenedores de bonos que eligen la vía del litigio para recuperar el dinero. En Italia nueve inversores italianos lograron el pasado julio el embargo de un millón y medio de euros de préstamos blandos que el gobierno de Silvio Berlusconi había otorgado para proyectos de salud y apoyo a pymes ítalo-argentinas. En Alemania dos casos se encuentran en la Corte y algo similar ocurre en Estados Unidos. Una vía legal alternativa, por el momento difícil de evaluar, es la seguida por los llamados fondos “buitres” que compran deuda a un valor depreciado -los bonos argentinos cotizan un 20 por ciento– para presentar una demanda legal posreestructuración de la deuda por el monto completo. La estadounidense Elliot Associates siguió con gran éxito esta ruta con Perú cuando compró deuda por 13 millones de dólares, no se sometió al Plan Brady de reestructuración e inició una demanda al Estado peruano que, años más tarde, se vio obligado a pagar el total de 55 millones de dólares adeudados.
El cruce entre el Gobierno y la vicedirectora gerente del Fondo, Anne Krueger, pone en peligro la estrategia elegida por los “negociadores”. ¿Qué pasa si no hay acuerdo y Argentina cae en default con el FMI? En el caso de los alemanes, apelarían a la vía legal. “No sólo con Argentina. Creemos que una gran parte de la responsabilidad es de los bancos, que aconsejaron invertir los ahorros de muchos inversionistas en Argentina, a pesar del altísimo riesgo que corrían. Estos bancos debían saber qué estaba pasando con Argentina y por lo tanto son también responsables de lo ocurrido”, señaló a Cash Petra Küll. La encargada de relaciones públicas de DSW se mostró, sin embargo, moderadamente optimista. “Creo que habrá un acuerdo de último minuto para encontrar una salida al problema”, aventuró. Los italianos no quieren ni pensar en esa posibilidad. “No puedo siquiera imaginarlo. Durante años Argentina siguió los dictados económicos del FMI. El Fondo no puede abandonar al país ahora. Sería un desastre no sólo para Argentina sino también para la economía mundial”, señaló Domenici.

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Los representantes de tenedores de bonos argentinos en default esperan un acuerdo con el FMI para empezar a negociar.

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Los tenedores de deuda argentina en Europa esperan el acuerdo con el FMI con la misma ansiedad que el gobierno de Eduardo Duhalde.

Más de 50 mil millones de dólares de la deuda externa argentina se encuentran en manos de tenedores de bonos distribuidos por Estados Unidos, Europa y Japón.

La política de los acreedores es privilegiar la negociación sobre el litigio por una razón muy básica y práctica: no hay suficientes bienes para cobrarse la deuda con embargos.

El cruce entre el Gobierno y el Fondo pone en peligro la estrategia elegida por los acreedores que prefieren negociar a iniciar un juicio.

Lo que pase con la deuda argentina será el modelo para otros países acreedores.

 
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