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Domingo, 29 de septiembre de 2002

AGRO

Preferencia por la soja

ESTIMACIONES A LA BAJA DE LA PROXIMA COSECHA DE TRIGO

Por Susana Díaz

A una semana de finalizada la siembra de trigo, las estimaciones más optimistas prevén que la próxima cosecha arrojará una caída de la producción de 2,6 millones de toneladas. De cumplirse estas proyecciones, Argentina conseguiría una zafra de 12,8 millones de toneladas contra los 15,4 millones que se cosecharon en el ciclo 2001/2002. Se trataría de uno de los volúmenes más bajos alcanzados en una campaña nacional, luego de que desde ámbitos oficiales se hayan escuchado pronósticos que superaban los 20 millones de toneladas. Además, esa menor producción podría verse aún más reducida por las mayores lluvias previstas para esta primavera. En términos monetarios la caída de ingresos trigueros sería de al menos 400 millones de dólares. Puesto que la nueva estructura tributaria argentina es altamente dependiente de las exportaciones agropecuarias, se trata de una mala señal para el fisco y, también, para el mercado de divisas.
Al parecer, las buenas noticias provenientes de los mercados internacionales, la mejora de precios por sequías en Estados Unidos y Australia no fueron suficiente motivación para que los productores locales mantengan el área sembrada en años anteriores. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, las 7.100.000 hectáreas de la campaña anterior se redujeron ahora a 6.150.000. De las dos principales zonas trigueras argentinas, una en el sur de Santa Fe, este de Córdoba y noroeste de Buenos Aires y otra en el centro sur de esta última provincia, la primera habría sido la más afectada. Según estimaron especialistas en economía agropecuaria consultados por Cash, los problemas financieros de principios de año habrían motivado que muchos pequeños y medianos productores (entre 80 y 200 hectáreas) optaran por no realizar el doble ciclo productivo, trigo-soja de segunda, en favor de plantar solamente soja de primera, de la que se obtienen rendimientos más altos. En esta decisión habrían pesado los magros resultados obtenidos en la primera zona durante la campaña pasada, cuando a los bajos rindes se sumaron algunas enfermedades que impidieron guardar semillas para la siguiente siembra. Además, el doble cultivo habría requerido contar con el capital necesario para insumos en abril-mayo, esto es en el peor momento de la crisis financiera. La decisión de algunos productores, entonces, fue abandonar el trigo.

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