Domingo, 27 de junio de 2010 | Hoy
EL PETRóLEO DE MALVINAS Y LA DECADENCIA ENERGéTICA DEL REINO UNIDO
Gran Bretaña se juega su destino energético en las islas Malvinas. Cómo pesa la potencial recuperación de hidrocarburos en la zona, frente a su desequilibrio creciente entre producción y consumo.
Por Federico Bernal
Con el inicio de la perforación del prospecto Liz en Mar Argentino no sólo se ha puesto en marcha la última etapa de la fase exploratoria petrolera británica en Malvinas (que data desde 1997), sino también la última etapa del plan de modernización económica de las islas pergeñado por el Foreign Office en connivencia con los kelpers: de la explotación de lana a la pesca, y de la pesca a la explotación hidrocarburífera. Si bien los resultados de Liz no fueron auspiciosos, sí lo fueron los del segundo prospecto recientemente perforado, el denominado Sea Lion. En efecto, a pesar de ser aún preliminares, los hallazgos estarían confirmando la presencia de unos 242 millones de barriles técnicamente recuperables (RKH-RPS Energy, 4/06/10). Cabe destacar que tanto Liz como Sea Lion son apenas 2 de las 41 áreas con potencialidad hidrocarburífera presentes en la Cuenca Norte, cuyos volúmenes hipotéticos de recuperación de crudo llegan a un ideal de 5632 millones. El beneficio socioeconómico que la ratificación de Sea Lion representaría para los 3000 kelpers está más que claro. ¿Y el beneficio para el Reino Unido? Según datos del tradicional informe estadístico de la British Petroleum (2009), el Estado europeo contaba a fines de 2008 con 3400 millones de barriles de reservas probadas equivalentes a seis años de producción. Ese mismo año, su consumo fue de 1.704.000 barriles diarios (b/d) y su producción apenas menor: 1.544.000 b/d (la más baja desde 1998). Es decir, en 2008 debió importar unos 160.000 b/d o 58.400.000 barriles anuales.
A la gravedad de tener que importar crudo para satisfacer sus necesidades internas debe agregársele no sólo la alta dependencia hidrocarburífera de su matriz energética (76 por ciento entre petróleo y gas natural), y el aumento del consumo industrial de petróleo y derivados (un 19,8 por ciento del consumo total), sino una disminución progresiva de su autosuficiencia energética (Energy, Transport and Environment Indicators-Eurostat, 2009 Edition). Tal como se desprende del más reciente informe del Departamento de Estadísticas de la Unión Europea (UE), la dependencia energética de fuentes extranjeras del Reino Unido pasó de -15,4 por ciento en 1997 (porcentaje negativo significa autosuficiencia) a 20,1 por ciento en 2007, el cambio energético más brusco registrado por una nación integrante de la Unión Europea desde 1997. En otras palabras, Gran Bretaña pasó de ser un exportador neto de energía a un importador neto en una década.
Al desagregar por petróleo y gas natural, se observa que esa misma conversión ocurrió en 2006 y 2004, respectivamente. ¿A qué factores obedece la declinación energética del Reino Unido? No obstante ser uno de los mayores productores europeos de hidrocarburos, su producción viene decayendo paulatinamente desde 1999-2000, años en los que la producción del Mar del Norte alcanzó su pico máximo. Y es en este contexto de decadencia energética británica que debería analizarse su movida petrolera en Malvinas.
Al respecto, conviene repasar algunos hitos en esta materia. En 1995, días después de suscriptos los acuerdos petroleros entre los gobiernos de Carlos Menem y Tony Blair, los kelpers llaman unilateralmente a licitación internacional para la exploración off-shore alrededor de las islas. Las primeras cinco licencias fueron otorgadas en 1996. En 1997, comenzaron los primeros estudios sísmicos encarados por el Servicio Geológico Británico, el Servicio Geológico de Estados Unidos y un grupo de compañías petroleras, entre las que destaca la participación de Shell en materia no sólo prospectiva sino también de perforación (luego Shell vendió los resultados de sus investigaciones a Rockhopper, la operadora de Sea Lion). En resumen, entre mediados y fines de la década del noventa, los británicos avanzaron raudamente en dirección de convertir a su enclave colonial en Mar Argentino en una nueva fuente propia de hidrocarburos. La irrefrenable declinación de sus pozos del Mar del Norte, sumada a la favorable política exterior menemista hacia los intereses británicos, se tradujeron en una perfecta plataforma de lanzamiento para tal estrategia.
Si como se espera, finalmente se confirman los volúmenes de Sea Lion (242 millones de barriles), Gran Bretaña se estaría ahorrando exactamente 4 años de importaciones por unos 18.513 millones de dólares (a una cotización de 76,5 dólares/barril, correspondiente al 15 de junio). Asimismo, y en materia de agregado de nuevas reservas, la confirmación de Sea Lion equivaldría a lo que esa nación produce localmente en 5 meses y 10 días, esto es, casi medio año de agregado a los paupérrimos 6 años de horizonte de reservas petroleras. Y esto no es todo.
Una producción (ritmo de extracción) en Malvinas que supere los 160.000 b/d (brecha entre la producción y el consumo local al año 2008) podría convertir a Gran Bretaña nuevamente en un exportador neto, beneficio no sólo económico, sino, y fundamentalmente, geoenergético y geopolítico al colocarse al ambicionado nivel de Dinamarca, el único país de los 27 miembros de la Unión Europea que no importa petróleo para satisfacer sus necesidades domésticas
conflicto
-Aunque los primeros resultados en Malvinas no fueron auspiciosos, los más recientes hallazgos confirmarían la presencia de una importante cantidad de crudo técnicamente recuperable.
-Si se confirman los volúmenes de producción probable del área Sea Lion y Gran Bretaña los hace suyos, podría ahorrarse cuatro años de importaciones: unos 18.500 millones de dólares.
-En 2008, Gran Bretaña debió importar 160 mil barriles diarios de petróleo. El crudo de Malvinas cubriría esa brecha y lo volvería a convertir en exportador.
-No obstante ser uno de los mayores productores europeos de hidrocarburos, su producción viene decayendo paulatinamente desde 1999-2000.
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