Domingo, 24 de julio de 2011 | Hoy
TIPO DE CAMBIO Y EVOLUCIóN SALARIAL
Por Diego Rubinzal
El crecimiento de la economía argentina es atribuido por los círculos ortodoxos a la influencia de factores externos. De acuerdo con esa visión, el actual ciclo se explica por las favorables condiciones internacionales por los beneficiosos términos de intercambio, firme demanda externa, reducidos niveles de tasas de interés internacionales. La evidencia empírica contradice esa interpretación unívocamente “exógena”. Los efectos positivos del llamado “viento de cola” fueron muy intensos en las naciones exportadoras de minerales y combustibles. Por eso, la economía argentina no estuvo dentro de las más beneficiadas en el concierto de naciones latinoamericanas. Sin embargo, Argentina creció a tasas más altas que la mayoría de los países de la región.
El aumento de las exportaciones netas solamente explicó un poco menos del 10 por ciento del incremento de la demanda agregada. Esa divergencia realza la efectividad de las políticas públicas (cambiaria, fiscal, monetaria) implementadas domésticamente. Dentro de ese set de políticas, el mantenimiento de un tipo de cambio real competitivo fue un instrumento privilegiado del régimen macroeconómico. ¿Esa estrategia es sostenible en el tiempo? Algunos economistas responden afirmativamente, agregando como condición que se controle de cerca la evolución del costo salarial.
“Planteado en estos términos, la estrategia de tipo de cambio real competitivo y estable no es más que una estrategia de competitividad externa basada en la reducción del salario real”, sostienen los investigadores Emmanuel Agis y Germán Feldman en el documento Debates en torno a la política macroeconómica en la post-convertibilidad. En otras palabras, el modelo de crecimiento apuntalado por el tipo de cambio real competitivo se sustentaría en el mantenimiento de bajos niveles salariales.
Las características del actual ciclo de crecimiento contradicen esa afirmación. Hasta el momento, el aumento del salario real no provocó retracciones en las exportaciones y en la dinámica inversora. ¿A qué se debe? Según Agis y Feldman, la implementación de un esquema de tipos de cambio múltiples –a través de los derechos de exportación– explica en gran medida ese círculo virtuoso. Al amortiguar la suba de precios internos –motorizada por el proceso devaluatorio–, las retenciones desvinculan la dinámica del salario real en moneda doméstica de la del salario real en moneda extranjera. Eso permite compatibilizar la competitividad externa con el desarrollo del mercado interno. “La herramienta del tipo de cambio múltiple se mostró compatible con un proceso de crecimiento de la demanda agregada basado en la expansión simultánea del consumo interno, la inversión y las exportaciones netas, en un contexto de continuo aumento del salario real, relajando la restricción externa y fomentando, a la vez, el desarrollo del mercado interno”, apuntan esa dupla de investigadores.
El rescate de las retenciones como pilar del régimen macroeconómico adquiere vigencia cuando buena parte del arco opositor plantea públicamente la necesidad de reducirlas y/o eliminarlas. Un análisis de esas propuestas revela sus contradicciones y falta de sustentabilidad económica. La supresión de las retenciones provocaría una caída de los salarios reales, un cimbronazo para las cuentas públicas, un sistema tributario más regresivo y una eliminación de los estímulos para la conformación de una estructura económica diversificada. “El esquema de retenciones permitió transformar el modelo de crecimiento basado en el salario real bajo (el tipo de cambio real, competitivo y estable defendido por la visión endógena), en un modelo de desarrollo que compatibilizó la inserción internacional de la economía con el crecimiento de su mercado interno, que típicamente depende del crecimiento del salario real”, concluyen Agis y Feldman
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