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La comunidad financiera internacional renueva periódicamente su plantel de naciones “modelo”. La inclusión en ese listado depende del grado de adhesión al paradigma neoliberal. Las crisis que provocan el estallido de esos “modelos” no alteran esa tradición del establishment económico. El abandono de la convertibilidad fue uno de los tantos casos en donde se derrumbó un “exitoso” régimen económico. El economista noruego Finn Kydland destacó cómo la Argentina se convertiría rápidamente en “contraejemplo mundial, pasando de chico de poster al cesto de papeles”.

La reactivación económica argentina no modificó las negativas evaluaciones de la comunidad financiera. La única explicación posible para esa conducta reside en cuestiones ideológicas. En América latina, ¿cuáles son los “modelos” a seguir para el establishment internacional? La predilección por el rumbo de la política económica chilena es bastante conocida. Sin perjuicio de eso, The Wall Street Journal viene resaltando el comportamiento de dos nuevos “tigres sudamericanos”: Perú y Colombia.

El rescate de esos países, en desmedro de la experiencia argentina, encuentra su explicación solamente en las “anteojeras ideológicas” de los evaluadores. Un rápido repaso por algunos indicadores ayudará a respaldar esa conclusión. La primera cuestión que conviene revisar es la dispar intensidad del “viento de cola” para los distintos países de la región. El boom de los commodities, en el período 2003-2011, benefició en mayor medida a los países productores de petróleo y minerales. Así, la mejora en los términos de intercambio fue muy superior en el caso colombiano (64 por ciento) y peruano (57 por ciento) que en el argentino (25 por ciento), según el Centro de Investigación en Economía Política y Comunicación (Ciepyc). A pesar de eso, la economía argentina registró tasas más elevadas de crecimiento. Desde 2002, el PIB argentino casi se duplicó, mientras que el producto peruano aumentó un 76 por ciento y el colombiano un 50 por ciento.

¿Cuál fue el impacto de esa positiva evolución de los términos de intercambio sobre el comercio exterior? En el caso colombiano, “mientras en 2003 las exportaciones del sector minero representaban el 29 por ciento, en el acumulado de los primeros 10 meses de 2012 las mismas alcanzan el 56 por ciento, es decir, casi se duplica la participación. Esto se produce en detrimento de las exportaciones del sector industrial, que se redujeron desde el 60,8 por ciento en 2003 al 39,6 por ciento en 2012 y en parte de las exportaciones agropecuarias de baja participación en su estructura”, explica el economista Germán Saller en su trabajo En un plato sin trigo, ¿comen? Tres tristes tigres. El comercio exterior peruano repite el mismo patrón de conducta.

Por el contrario, la Argentina exhibe una trayectoria diferente. El 260 por ciento de crecimiento de las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI) fue superior tanto al incremento verificado en los productos primarios (212 por ciento) como al de las manufacturas de origen agropecuario (MOA - 182 por ciento). Eso permitió que, a diferencia del caso colombiano y peruano, se verificara una diversificación de la canasta exportadora. La economía argentina también registró mejores resultados en materia de creación de empleo y disminución de la desigualdad social.

El incremento porcentual de los trabajadores ocupados, en 2003-2012, fue del 30,5 por ciento en Argentina, del 25,2 por ciento en Perú y del 24,1 por ciento en Colombia.

En resumen, los “tigres” “parecen estar profundizando la problemática de la inserción internacional a través del modelo del monoproducto y la primarización, alentados por el boom de los precios de los commodities. Argentina, en cambio, pese a ser el menos favorecido por los términos de intercambio, presenta desde el punto de vista productivo un mayor crecimiento con pequeños cambios que tienden a la diversificación. Desde el punto de vista del empleo y la desigualdad, si bien las mejoras en la desigualdad son de toda la región, los tigres han encontrado un límite más tempranamente que la Argentina, que ha sido el que mayores y mejores resultados ha tenido en este proceso”, concluye el economista del Ciepyc

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