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Sábado, 13 de julio de 2002

BUENA MONEDA

Equipo de notables

 Por Alfredo Zaiat

El equipo de las estrellas del mundo financiero que desembarcará la semana próxima en Buenos Aires para asesorar sobre el diseño del programa monetario y la reestructuración del sistema bancario ya tiene el veredicto. No habrá que esperar el documento que entregarán al ministro Roberto Lavagna y al número uno del Fondo Monetario, Horst Köhler. Basta con mirar sus antecedentes de los cuatro notables para estimar cuál será la conclusión. También resulta suficiente saber quiénes fueron los padrinos de cada uno de ellos en la conformación de esta selección de figuras internacionales para adelantar el resultado de ese comité “independiente”. Todos ortodoxos, vinculados con la banca y con estrechos contactos con una de la partes del conflicto, que no es precisamente la Argentina. Dos de ellos trabajaron en el FMI. Si Lavagna buscó ganar tiempo cuando todo parecía que se derrumbaba en su último viaje a Washington, lo logró. Pero este grupo de expertos no vienen, precisamente, a convalidar su estrategia de solución del corralito.
Por caso, Hans Tietmeyer fue presidente del Bundesbank, y como los estadounidenses se obsesionan por la recesión por el recuerdo de la crisis del ‘29, los alemanes se persiguen con no repetir la dramática experiencia de la hiperinflación vivida a comienzos de la década del ‘20. El teutón manejó la banca central alemana con esa ortodoxia monetaria que busca en forma excluyente frenar la inflación. Cuando observe el engendro del corralito creado por Domingo Cavallo, su más probable recomendación será que hay que evitar el drenaje de depósitos, fondos que presionan sobre el tipo de cambio y, en consecuencia, resultan inflacionarios. La solución, que acompañarán sus colegas, será la de un bono compulsivo.
Como ya se sabe que con el FMI lo que se discuten son negocios, simulados en medidas económicas para diseñar un “plan sustentable”, este comité no queda fuera de esa lógica perversa. En esa selección de notables entró por la ventana Luis Angel Rojo, quien ocupó la presidencia de la banca central española. Con antecedentes mucho menos brillantes que el resto en el mundo de las finanzas internacional, Rojo fue una imposición del jefe de gobierno José María Aznar, con la evidente misión de defender los intereses de los bancos españoles Santander (Río) y BBVA (Francés). Las otras dos figuras restantes, los ingleses Andrew Crockett y John Crow, fueron funcionarios del Fondo Monetario. Crow, pese a su origen británico, fue presidente de la banca central de Canadá, con lo que no hay que ser muy perspicaz para imaginarse los preconceptos con que vendrá dada la experiencia traumática del Scotiabank.
¿Qué puede espera Lavagna de este equipo de estrellas?
La banca extranjera ha jugado en contra del canje optativo de bonos. Política deliberada que quedará en evidencia pasado mañana cuando venza el plazo de elección y se conozca la escasa adhesión a esa alternativa por parte de los ahorristas. Pese a ese rechazo, redoblarán las presiones para endosar por la fuerza los bonos, utilizando el drenaje de depósitos por amparos como argumento para remarcar que la situación resulta insostenible para el sistema financiero. Los bancos, así, quieren desentenderse de su cuota de responsabilidad, transfiriendo al Estado, o sea a toda la sociedad, una carga tan pesada que sumergiría a la economía en un estancamiento por largos años.

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