CRECIMIENTO Y POLITICA DE DISTRIBUCION DEL INGRESO
“Nada más engañoso que lo obvio”
Por Daniel Kostzer Economista
En los últimos tiempos y a partir de la crisis económica, resurgieron las afirmaciones acerca de que antes de distribuir hay que crecer. Este concepto parte de lo más obvio de la economía hogareña, donde no se puede repartir lo que todavía no ingresó. Pero como planteaba Connan Doyle, “nada más engañoso que lo obvio”, la economía política se maneja por otros ejes que transcienden la contabilidad casera. Tal como dijimos en estas páginas hace varios meses, oponiéndonos a la devaluación o a la dolarización, el problema central de Argentina es la contracción de su mercado interno como resultado de una distribución regresiva del ingreso, pivote del modelo de acumulación de los 90. Este demostró cuán insustentable es intentar crecer en un contexto de transferencia de ingresos de los sectores más ligados al consumo hacia los sectores más ahorradores (y generalmente fugadores de capitales).
En el sudeste asiático post Segunda Guerra Mundial, la ocupación norteamericana realizó una reforma agraria para expandir los mercados domésticos a partir de mejorar la distribución del ingreso. De este modo no se esperó a que los terratenientes acumulen ganancias y luego aumenten los salarios de los trabajadores, sino que directamente se transfirió la capacidad de generar esas ganancias a segmentos de la sociedad que garantizarían un mercado doméstico saludable.
Puede ser que la etapa de crecimiento económico rápido genere un deterioro en la distribución global del ingreso en función de la dotación de factores productivos que posee cada agente económico, pero nunca a expensas en la caída en los niveles de vida absolutos de aquellos que sostienen el nivel de actividad con su gasto. En esto el Estado tiene un papel indelegable. En este sentido es fundamental evitar confundir los medios con los fines y las herramientas con los objetivos.
Es difícil que se genere empleo si no es que hay producción de bienes y servicios. Recuperar herramientas de política monetaria y fiscal para hacer más ortodoxia no sólo postergará, sino que hasta puede generar un círculo implosivo en el crecimiento. Hoy es fundamental dotar de capacidad de consumo a la sociedad, partiendo de los millones de desempleados, para que después veamos cómo es que se canaliza el excedente generado por una economía que vuelve a crecer. En este sentido, en lugar de la fracasada estrategia del rebalse y goteo, porque no probamos la de regar por abajo, que en la evaporación también se forman nubes, distribuyendo de manera más homogénea