FINANZAS › SE LANZA ESTA SEMANA EL CANJE DE DEUDA EN DEFAULT
Orden de largada
Los financistas, y también el equipo económico, están ansiosos ante el comienzo del trueque de papeles de deuda en cesación de pago. En forma indirecta, la Reserva Federal influirá en esa operación.
Por Claudio Zlotnik
El equipo económico transcurre las últimas horas de sus vacaciones. Roberto Lavagna coordinó las jornadas de descanso para que sus colaboradores se reintegren mañana al trabajo. Se acerca el momento decisivo: dentro de 72 horas se lanza el canje de la deuda. Pasaron tres años desde la declaración del default y ahora la Argentina se juega una oportunidad histórica para reestructurar una porción de sus agobiantes pasivos. En la city creen que la operación será un éxito, aunque miran de reojo cada movimiento de la Reserva Federal (banca central estadounidense). Cuando todas las miradas estaban puestas en el despacho de Thomas Griesa, parece que no será el juez neoyorquino sino Alan Greenspan el árbitro del canje.
El último dato de empleo en los Estados Unidos le dio una mano a Lavagna. Si se generaban más puestos que los 157.000 informados, seguramente la tasa de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años hubiese acelerado su tendencia alcista. Ese rendimiento es el que compite en forma directa con la reestructuración porque, en caso de elevarse, le quita atractivo a la ya de por sí poco seductora oferta argentina.
Más allá del índice del último viernes, que favoreció el proceso de canje, los financistas no pierden de vista que Greenspan, durante la última reunión de la FED, advirtió sobre un repunte de la inflación. Y es por ese motivo que en el microcentro descuentan un alza acelerada de la tasa internacional.
Los objetivos de Greenspan chocan con los de Lavagna. El titular de la Reserva Federal no vería mal que las tasas suban por efecto de las operaciones de mercado. Algunos observadores sospechan que detrás de esta intención se encuentra la razón a las últimas advertencias de la FED. De esa manera, Greenspan cumpliría con su propósito de evitar el brote inflacionario. Otros analistas, en cambio, ven justificada la actitud alarmista del banquero central: son los que toman en cuenta que la economía estadounidense creó el año pasado la mayor cantidad de empleos de los últimos cinco años. Y que por ese motivo podrían darse presiones inflacionarias.
En el Palacio de Hacienda sostienen que, si bien el panorama económico en los Estados Unidos aparece todavía confuso, es improbable que el canje se complique. Los funcionarios apuestan a que el contexto internacional no se dé vuelta en el mes y medio que estará abierto el trueque de papeles. Incluso recuerdan que, en Estados Unidos, la tasa a 10 años trepó a 4,40 por ciento anual a comienzos de diciembre pasado y luego retrocedió. En la city arguyen que en un mercado tan volátil esa barrera podría quebrarse en pocas jornadas en caso de una corrida. Ponen como ejemplo lo que sucede con el dólar: en las escasas ruedas del año ya repuntó 5 por ciento en relación con el euro en una plaza, la de divisas, al que se supone muy conservador.
El momento se acerca. Empieza el proceso de salida del default. Será el tiempo para discutir en qué medida esta reestructuración desahoga a la Argentina. Mientras tanto, y después de tantos tira y afloje, en el Palacio de Hacienda cruzan los dedos para que Greenspan no meta la cola.